Karl Marx (1818, Renania) fue uno de los pensadores más influyentes de la Revolución Industrial, un periodo que tuvo como consecuencia el enfrentamiento entre las dos nuevas clases sociales: la burguesía y el proletariado. Asimismo, su obra se desarrolla en un ambiente intelectual positivista. Su pensamiento surge de la crítica y reinterpretación de la filosofía de Hegel, así como de las ideas de Feuerbach sobre la alienación religiosa y el sentido negativo de la enajenación. Entre sus antecedentes también se encuentran Adam Smith y David Ricardo, figuras clave de la economía política inglesa, quienes asumían que la economía capitalista se rige por leyes naturales, mientras que Marx la definió como una ideología de la burguesía. Del socialismo utópico, Marx tomó las contradicciones que este encontraba en el capitalismo. Entre sus obras más destacadas se pueden mencionar El Capital y El Manifiesto Comunista, entre otras.
Ontología Marxista: El Materialismo Histórico
Marx propone el materialismo histórico, un método que interpreta la realidad desde un punto de vista económico-político, en función del modo de producción dominante en una sociedad. Marx insiste en que la base del movimiento de la historia no son las ideologías, sino las condiciones materiales. Afirma que las ideas mediante las cuales el ser humano se representa la sociedad en la que vive son un reflejo espontáneo de las condiciones materiales de vida que estructuran dicha sociedad. Por ello, mientras no se realice una crítica de las ideologías, no será posible la emancipación del género humano, permaneciendo este en un estado de alienación; es decir, de desconocimiento de su propia condición y de su mundo.
Es en el idealista Hegel donde Marx encuentra el planteamiento básico de su filosofía, pero a la inversa: para Marx, lo que evoluciona dialécticamente es la materia y no la idea. Según Hegel, la historia avanza dialécticamente en un proceso de tres momentos: tesis, antítesis, síntesis; es decir, primero se da una afirmación de algo, después la negación de ese algo, y finalmente, aparece un tercer momento que es la superación de los anteriores. En opinión de Marx, los dos elementos precedentes no se conservan superados, sino que se eliminan.
Marx recoge también las aportaciones de la economía política inglesa, sobre todo, de David Ricardo y Adam Smith. Critica que esta se trata de una ideología al servicio de la clase dominante (status quo), sin ley natural, y que además justifica la propiedad privada como un derecho natural, cuando para Marx es fruto del robo. Además, coincidirá con Feuerbach en la idea de alienación religiosa: para amar al ser humano, hay que eliminar a Dios, ya que este resulta alienante. Pero Marx añadirá la idea de que la alienación religiosa es un producto de la alienación económica, puesto que esta es el conjunto de las relaciones sociales y, por tanto, determinante. Es la alienación económica la primera a combatir.
Por otro lado, en El Capital, Marx define al capitalismo como deshumanizador. El producto del trabajo es considerado como mercancía, que es la objetivación de una relación social que se manifiesta como una cosa misteriosa y con un poder propio (fetichismo de la mercancía), al ocultar la explotación de los trabajadores. El valor de uso es lo que cuesta producir cualquier mercancía y está determinado por el capital variable (salarios) y el capital constante (materia prima). El valor de cambio es el valor efectivo en el mercado, que es mayor que el valor de uso (plusvalía). En definitiva, la solución para una sociedad capitalista alienante es, según la filosofía del materialismo histórico, la llegada a una nueva sociedad humanizadora: la comunista.
Antropología Marxista: El Homo Faber y la Alienación
Marx define al ser humano como Homo faber, es decir, práctico y trabajador. Es productivo, material y se realiza a través del trabajo, pero vive alienado por el sistema de producción capitalista. Con este trabajo, el ser humano produce sus condiciones materiales de vida y, al hacerlo, se produce a sí mismo como ser histórico; al mismo tiempo, el trabajador proyecta su esencia en la naturaleza al modificarla constantemente, por lo que se humaniza. Por todo lo anterior, el trabajo debería permitir la realización de la esencia material y comunitaria del ser humano.
Sin embargo, Marx observa que en la sociedad capitalista la alienación corroe la vida de las personas, en la que el trabajador se ve desposeído del producto de su trabajo, pues este se convierte en propiedad de otro. En la filosofía alemana, el concepto de alienación ya ocupaba un lugar central: para Hegel, lo que está en sí se aliena como paso imprescindible para ser verdad; mientras que para Feuerbach, la alienación equivale a la creencia religiosa, donde la esencia del ser humano se proyecta en algo ajeno: Dios.
Marx coincide con Feuerbach tanto en su crítica a Hegel como en su defensa de una filosofía materialista y atea. Sin embargo, en cuanto a sus propuestas, Marx defiende que además de la alienación religiosa, existen otras formas de alienación:
- Una alienación filosófica, que consiste en tratar los problemas desde un punto de vista únicamente teórico.
- Una alienación política, que procede del Estado burgués, donde existe un reconocimiento de los derechos humanos que no se produce en la práctica porque las condiciones materiales no lo permiten.
- Una alienación social, que procede del antagonismo de clases.
- Y una alienación económica, siendo esta última la raíz de todas las demás y cuya superación implica la superación del resto.
En el trabajo, esta alienación se produce a varios niveles:
- En la relación del trabajador con respecto al producto de su trabajo: el trabajador entrega al capitalista su producto a cambio de un salario injusto, que adquiere un valor de cambio adicional (plusvalía) y que beneficia solamente al capitalista.
- En la relación del trabajador con respecto a su actividad productiva: el trabajador no se siente feliz sino desgraciado. Esto es alienante porque la actividad es monótona y no es satisfactoria, lo que lo hace sentirse esclavo.
- Con respecto a la naturaleza: el trabajador asalariado del sistema capitalista pierde la concepción de un lugar a humanizar para verla como un objeto que puede utilizar para satisfacer sus necesidades.
- Con respecto a los demás seres humanos: no se alcanza el sentido de comunidad porque el burgués ve al obrero como una simple fuerza de trabajo y a los demás burgueses como competidores.
En la sociedad capitalista, la clase hegemónica es la burguesía y la dominada, el proletariado. Solo con el triunfo del proletariado en su enfrentamiento con la burguesía podrá realizarse la plena emancipación del ser humano. Ahora bien, el ser humano habría vivido hasta el presente en una historia natural ciega, es decir, sin conocer las leyes que rigen la sociedad. Esta se plantea en contraposición a la historia racional, que empezará cuando el ser humano alcance su liberación. La solución que propone para acabar con esta sociedad capitalista es, entonces, la instauración de un sistema comunista sin distinción de clases. Para concluir, la concepción que Marx tiene del ser humano podría resumirse en que este es un ser natural que se distingue del resto de los animales, ya que transforma la naturaleza para poder sobrevivir y, al hacerlo, se transforma a sí mismo. En consecuencia, se autorrealiza a través del trabajo.
Política Marxista: La Lucha de Clases y el Comunismo
Marx propone el materialismo histórico, un método que interpreta la realidad desde un punto de vista económico-político, en función del modo de producción dominante en una sociedad. Marx insiste en que los elementos fundamentales que propician el movimiento de la historia no son las ideologías, sino las condiciones materiales. Para Marx, el ser humano es el sujeto de la historia y establece con la naturaleza y con los demás seres humanos una serie de relaciones materiales. A esto lo llama la producción social de la vida, que varía según los diferentes modos de producción.
La base económica de un modo de producción es la infraestructura, que a su vez está constituida por las fuerzas productivas (fuerza de trabajo humana y medios de producción) y las relaciones sociales de producción (determinadas por las relaciones entre distintos agentes). Por otro lado, existe la superestructura o ideología, constituida por las representaciones ideológicas de la clase social dominante y por las instituciones políticas y jurídicas que determinan a las primeras. Así, cuando en la estructura de una sociedad se produce un desajuste entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales, se genera una contradicción en el modo de producción que desencadena un proceso de transformación social que, en casos extremos, será revolucionario. Por ello, considera que la ley que rige la historia es la lucha de clases.
En la sociedad capitalista, la clase hegemónica es la burguesía y la dominada, el proletariado. Solo con el triunfo del proletariado en su enfrentamiento con la burguesía podrá realizarse la plena emancipación del ser humano. Ahora bien, el ser humano habría vivido hasta el presente en una historia natural ciega, es decir, sin conocer las leyes que rigen la sociedad. Esta se plantea en contraposición a la historia racional, que empezará cuando el ser humano alcance su liberación.
Los modos de producción de bienes materiales han ido variando a lo largo de la historia:
- En las sociedades primitivas no hay clases, explotación o propiedad privada.
- En el modo de producción esclavista, el amo es el único ciudadano libre.
- En el modo asiático, existe una propiedad privada de tierra administrada por burócratas.
- En el modo feudal, el señor tiene la propiedad completa de los medios de producción y parcial sobre el trabajador, pues es siervo.
- Y en el modo capitalista, la fuerza de trabajo se convierte en mercancía.
Todos estos modos de producción se basan en la explotación del ser humano. Por ello, el comienzo de esta historia racional mencionada anteriormente lo marcará la configuración de una sociedad comunista en la que las diferencias de clase desaparecerán. Marx describe la sociedad comunista ideal con las siguientes características:
- Cada persona trabajará de acuerdo con sus capacidades y recibirá de acuerdo con sus necesidades.
- Desaparecerán la oposición entre el trabajo intelectual y el manual.
- Desaparecerán la propiedad privada y colectiva de los medios de producción.
- Desaparecerá el Estado como instrumento de poder.
Finalmente, Marx llega a la conclusión de que uno de los objetivos fundamentales de la revolución debía ser el derrocamiento del Estado burgués y la instauración de la Dictadura del Proletariado para desembocar en el comunismo. Con todo, en algunos momentos Marx piensa que la llegada de la sociedad socialista y comunista se producirá pacífica y necesariamente, mientras que en otros insiste en que la aparición de la sociedad sin clases será violenta si requiere la intervención del proletariado.
Cabe destacar que el marxismo tuvo influencia teórica en las Escuelas de Frankfurt, Althusser, entre otros, y una influencia práctica tras la Revolución Soviética, donde el mundo se dividió en dos bloques.