La Crítica de Hannah Arendt a Marx: Revolución y Cuestión Social

Crítica de Hannah Arendt a las Ideas Políticas de Marx: Revolución y Cuestión Social (Sobre la Revolución, cap. 2)

La Visión de Arendt sobre la Revolución

Hannah Arendt enfoca las revoluciones como la persecución de la libertad manifestada en el espacio público a través de nuestra libertad política. Nos vemos motivados por la participación política para solicitar y buscar que se produzcan cambios. No se corresponde con una necesidad material, sino que es algo intrínseco a las personas; somos seres políticos, tal y como plasmaban los republicanos en su concepto de libertad, un concepto que Hannah Arendt reproduce.

La Visión de Marx sobre la Revolución

Por su parte, Marx consideraba las revoluciones como movimientos violentos de una clase social que vivía en una inferioridad material antinatural, surgida de la estructura injusta del sistema, de la violencia y la usurpación de los poderosos. Con las revoluciones, no buscaba la libertad, sino la abundancia.

La Cuestión Social y la Revolución Francesa

Todo esto está íntimamente relacionado con la cuestión social, lo que en el siglo XVIII se denominó ‘el hecho de la pobreza’. Los pobres, junto con su necesidad, se presentaron en la escena política durante la Revolución Francesa, la cual no se enfocó en la libertad, y cuyo resultado fue el surgimiento de una República débil y efímera. Dado que se persiguió igualar las necesidades materiales para lograr la felicidad del pueblo, la libertad como objetivo quedó desatendida. La revolución no fue lo suficientemente potente porque se reivindicaban cuestiones de la vida privada en un espacio público.

Karl Marx desdeña cualquier motivación para adquirir la libertad a través de las revoluciones que no pase por una previa transformación de la infraestructura. Solo se centra en el transcurso aparentemente objetivo de los hechos revolucionarios para poder llevar a cabo su socialismo científico.

La Evolución del Pensamiento de Marx sobre la Cuestión Social

Aunque en un primer momento definió la cuestión social de forma adecuada, tras El Manifiesto Comunista definió de nuevo el auténtico impulso revolucionario de su juventud en términos económicos. Con el paso del tiempo, concluyó que su relación de la política influyendo en la economía era reversible y, por lo tanto, vacua en la práctica. El impulso que tuvo de llevar el materialismo histórico hasta el punto de ciencia natural lo traicionó.

Basándose en su pensamiento, el resto de las revoluciones se fundamentaron en la Francesa en general y en la cuestión social en particular, y continuaron desdibujando el verdadero fin de la revolución según la autora.

El fracaso de la Revolución Francesa en la resolución de la cuestión social llevó a Marx a concluir que libertad y pobreza eran incompatibles. Por eso, la revolución debía darse: para acabar con la cuestión social y poder alcanzar la verdadera libertad. Así, convirtió la cuestión social en una fuerza política, dando pie a toda su teoría del materialismo histórico, la lucha de clases, infraestructura y superestructura sociales… y todo esto lo explicó como resultado de la explotación, pues era el instrumento del sistema para provocar esta desigualdad material que los privase de libertad. Introdujo un elemento político en la economía, haciéndola dependiente del primero.

El Concepto de Conciencia de Clase

Marx introdujo el concepto de ‘conciencia de clase’, fundamentándose en cómo la clase subyugada en la época moderna se había liberado y establecido en un punto de acción social. Esta conciencia de clase, durante las primeras etapas de la Revolución Industrial, les quitó el yugo del amo, pero los sometió a otro mucho más potente: sus necesidades y urgencias cotidianas.

La Perspectiva de Lenin

Por su parte, Lenin sugiere abordar el tema de la pobreza con medidas técnicas en lugar de con la socialización y el socialismo. Esto es sorprendente al tratarse de un heredero del marxismo ortodoxo. Hannah Arendt ilustra que hay más pensadores así, y se debe a que prevalecen los dotes de estadista frente a la ideología.

Crítica a los Gobiernos Revolucionarios

Para mostrar más fallos de las revoluciones motivadas por cuestiones materiales, alega que los gobiernos resultantes no eran ni el pueblo ni estaban por el pueblo, sino que, en el mejor de los casos, estaban para el pueblo y, en el peor, habían usurpado el poder y lo único que hacían era bautizarse como representantes del pueblo. Estas revoluciones manifestaron su razón de ser, pero no esclarecieron cuáles eran las motivaciones de los agentes, y ello llevó a la prevalencia de la hipocresía en la escena política. Esta hipocresía surge por la pretensión de mostrar toda la bondad que tiene la revolución en un espacio público, en lugar de perseguir la libertad.

Crítica a la Dictadura del Proletariado

Otra crítica al marxismo es la fase de la dictadura del proletariado, pues la autora rechaza los regímenes autoritarios por considerarlos una forma de anulación de los derechos, y esta fase se corresponde con el totalitarismo. A posteriori se ha demostrado cómo, efectivamente, durante los regímenes comunistas la libertad merma.

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