Indeterminismo moral

3.- El indeterminismo ético

El indeterminismo es el sistema que sostiene que somos libres a la hora de elegir y actuar, ya que la voluntad actúa con independencia.

Los orígenes de esta corriente se remontan a la Grecia clásica, al relativismo ético de los sofistas o el intelectualismo moral platónico.
A partir del Siglo XVIII, empieza a cobrar cierta importancia.

3.1.- Kant

Kant considera que no existen varias razones sino distintos usos de una misma razón. La razón humana posee dos usos principales:

  • Uso puro de la razón (razón pura) à
    Se ocupa de conocer cómo son las cosas del mundo físico. Los fenómenos ocurren de forma ineludible, por lo que en este mundo físico no existe la libertad.
  • Uso práctico de la razón (razón práctica)
    à Se ocupa de saber cómo debemos actuar, cuáles son los principios de la conducta humana y qué tipo de leyes o normas orientan dicha conducta. Sólo aquí puede hablarse de libertad.

Kant se fija en qué principios mueven al hombre a actuar. Esos principios configuran nuestra conciencia moral, que rige nuestro comportamiento y nos indica si nuestras acciones son correctas o incorrectas, buenas o malas.

Según Kant, solamente la voluntad humana es la que puede ser calificada de buena o mala, no los actos concretos. à No es lo mismo cortar una pierna por tortura que por evitar un cáncer.

Por otro lado, Kant afirma que la razón humana actúa bajo la forma de un imperativo.
Los imperativos pueden ser de dos tipos:

  • Los imperativos hipotéticos à son aquellos que están sujetos a una condición. “Si quieres X, entonces debes hacer Y”.
  • Los imperativos categóricos à no están sujetos a ninguna condición, no hacen referencia a ningún contenido moral y son válidos para toda acción. Son de carácter universal. “Haz X, debes hacer X”.

Una acción es moral sólo cuando se basa en imperativos categóricos. Esto es, cuando la persona escoge dicha acción porque la elige como la debida, sin esperar nada a cambio. De lo contrario, una acción podría ser legal pero no moral. à Si no robo para que no me pillen, la acción es legal, pero no moral. Sin embargo, si no robo porque yo considero que no robar es mi deber, estaremos ante  una acción legal y moral.

3.2.- Autonomía y heteronomía

Kant distingue entre autonomía y heteronomía de la voluntad. La voluntad es autónoma cuando se da a sí misma su propia ley; y es heterónoma cuando recibe pasivamente la ley de algo o alguien que no es ella misma. Así, toda ética teológica o de fines es siempre heterónoma.

Solo la voluntad puede ser juzgada como buena o mala. Por ello, únicamente una voluntad autónoma que obedezca al imperativo categórico será buena.


4.- El determinismo

Las teorías deterministas defienden que el ser humano no es libre. Nuestras decisiones y actos, están dentro de una cadena de acontecimientos de la que no podemos salir. La conducta humana está determinada desde una triple perspectiva: biológica, psicológica y social.

4.1 Hume y el emotivismo moral

Hume afirma que la moral no puede depender de nuestra razón, dado que la función de ésta es conocer las relaciones entre ideas o hechos.

Para este pensador, los juicios morales surgen del agrado o desagrado que nos produce algún hecho. Esto orienta la acción según el sentimiento de aprobación o reprobación que surge en nosotros.

Así pues, la moral no reside ni en la razón ni en los hechos, sino en las emociones que éstos producen en nosotros. Por ello, la ética de Hume es denominada emotivista.

Para apoyar su teoría, Hume afirma la existencia de unos sentimientos universales, determinados por la propia naturaleza humana. Esto garantiza que hechos similares producirán en todo individuo (salvo algún trastorno mental o enfermedad) emociones similares.

5.- Aristóteles: la felicidad como actividad racional

Aristóteles denomina de forma general “política” a la ciencia que abarca la actividad moral de los hombres. Esta “política” se subdivide a su vez en ética y en política propiamente dicha. Para Aristóteles, el individuo existe en función de la ciudad y, por tanto, el bien supremo debe ser siempre el bien común.

En sus acciones, el ser humano siempre persigue algún fin, que es entendido como el bien. Dichos fines pueden clasificarse en:

  • Fines relativos à los que perseguimos para conseguir fines y bienes últimos. “Trabajo y consigo dinero para vivir.”
  • Fin absoluto à fin último y supremo al cual tiende toda acción humana. (“Persigo la felicidad porque quiero ser feliz, no porque me sirva para otra cosa).

Aristóteles considera que el bien supremo y el bien absoluto de toda acción es la felicidad.
Pero ¿qué es la felicidad? ¿Cómo se alcanza? ¿Qué bienes la proporcionan? Para responder a estas preguntas, Aristóteles analiza aquellos bienes que diferentes tipos de personas consideraban necesarios para alcanzar la felicidad.

  • El vulgo y los más groseros identificaban la felicidad con el placer.
    Aristóteles plantea que según esto poco o nada nos diferencia de las bestias.
  • Las personas más cultas consideraban que la felicidad residía en el honor.
    Aristóteles afirma que esto es un bien individual, lejos del bien común de la polis.
  • Por último, opina que la acumulación de riquezas sólo sirve para obtener otros bienes, pero no para llegar a la felicidad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *