Fundamentos del Pensamiento de Marx y la Filosofía Contemporánea

Pensamiento de Karl Marx

Infraestructura y Superestructura

La infraestructura es la base material de la vida social. Está compuesta por las fuerzas productivas (materias primas, instrumentos de trabajo y fuerza de trabajo) y las relaciones de producción (vínculos entre propietarios y trabajadores que se establecen durante el proceso de producción). Es decir, la infraestructura es el conjunto de condiciones materiales y económicas que permiten la producción de bienes y la satisfacción de las necesidades humanas. Para Marx, esta estructura económica es el verdadero motor de la historia, pues determina cómo viven los individuos, cómo se organizan socialmente y cómo se relacionan entre sí.

Por otro lado, la superestructura está formada por el conjunto de ideas, creencias, instituciones y formas culturales que surgen a partir de la infraestructura. Incluye la estructura jurídico-política (como el Estado, las leyes y el gobierno) y la estructura ideológica (religión, moral, arte, filosofía, etc.). Aunque existe una relación dialéctica entre infraestructura y superestructura, Marx afirma que la infraestructura es la que, en última instancia, condiciona y determina la superestructura. Es decir, las ideas y las instituciones no surgen de manera autónoma, sino que reflejan las condiciones materiales y las relaciones de poder existentes en una sociedad.

Por tanto, la diferencia esencial es que la infraestructura constituye la base económica real sobre la que se edifica toda la vida social, mientras que la superestructura representa las expresiones políticas, jurídicas, religiosas y culturales que justifican y sostienen esa base económica. Cambios profundos en la infraestructura provocan necesariamente transformaciones en la superestructura. Así, para Marx, todo cambio histórico significativo (como una revolución) comienza siempre con un cambio en la estructura económica.

Etapas de la Revolución Proletaria

Una vez producida la revolución proletaria, el paso de la sociedad burguesa a la comunista será gradual. Marx señala tres etapas dentro del proceso revolucionario:

  1. La primera será la «dictadura del proletariado«, etapa de transición en la que el proletariado controlará el Estado y se apropiará de los medios de producción burgueses.
  2. Le seguirá una etapa de socialismo, en la que se abolirán progresivamente las clases sociales y la propiedad privada, y se harán colectivos los medios de producción.
  3. Finalmente, llegará el comunismo, fase en la que habrá desaparecido la sociedad de clases y el Estado.

El comunismo supondrá el «salto a la libertad» y entonces «la vieja sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos entre clases, será sustituida por una asociación en la que el libre desarrollo de cada uno es condición para el libre desarrollo de todos«.

La Filosofía Contemporánea

La filosofía contemporánea comprende los siglos XIX y XX y se caracteriza por la diversidad de corrientes, enfoques y sistemas. A diferencia de etapas anteriores, no existe un objeto único de estudio, sino múltiples problemas y perspectivas, reflejo de los cambios culturales, científicos y sociales de la época. Entre sus rasgos principales destacan la crisis de la razón, el abandono de lo trascendente, el interés por el lenguaje y la preocupación por la ciencia.

El Idealismo alemán (Fichte, Schelling y Hegel), heredero de Kant, confió en la razón y la libertad humanas. Hegel culminó esta corriente con su idealismo absoluto, donde el «Espíritu» abarca toda la realidad. Frente a la filosofía hegeliana surgieron el positivismo de Comte, que reivindicaba la ciencia como modelo del conocimiento, y el marxismo de Marx, quien propuso una crítica del capitalismo y promovió la transformación revolucionaria de la sociedad. En esta línea, Rosa Luxemburgo combinó marxismo, feminismo y lucha obrera.

A finales del siglo XIX, Nietzsche criticó duramente la cultura occidental, considerándola decadente, dogmática y alejada de la vida, exaltando los valores vitales, el instinto y la fuerza creadora del «superhombre». Lou Andreas-Salomé, amiga e inspiración de Nietzsche, también se destacó como pensadora libre, conectando filosofía, literatura y psicoanálisis.

El siglo XX es considerado el «siglo de las filosofías» por la multiplicidad de corrientes. La filosofía analítica (Frege, Russell, Wittgenstein) centró su atención en el lenguaje y su análisis como método filosófico. Por su parte, el existencialismo surgió como respuesta a la crisis de la modernidad, reflexionando sobre la angustia, la libertad y la muerte. Existen varias ramas de existencialismo: uno religioso (Jaspers, Marcel) y otro ateo (Heidegger, Sartre). Dentro de esta corriente, Simone de Beauvoir aportó una perspectiva feminista fundamental con su obra El segundo sexo.

La Escuela de Frankfurt (Horkheimer, Adorno, Marcuse, Habermas) surgió en los años 20 como crítica a la razón instrumental y al dominio técnico sobre el hombre. Propusieron la «teoría crítica» como proyecto de transformación social. Habermas renovó este enfoque apostando por el diálogo y la comunicación como bases de una sociedad racional. Hannah Arendt, pensadora de origen judío, analizó en su obra Los orígenes del totalitarismo los mecanismos que llevaron al surgimiento de regímenes como el nazismo y el estalinismo.

A finales del siglo XX surge la filosofía postmoderna (Lyotard), que critica el fracaso de los grandes ideales modernos como la razón y el progreso. En su lugar, reivindica la diversidad, la fragmentación y la pluralidad cultural, considerando que solo son posibles «pequeños relatos» construidos por diferentes comunidades.

En España, durante el primer tercio del siglo XX, figuras como Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset renovaron el pensamiento filosófico, acercándolo a las corrientes europeas. De la Escuela de Madrid, derivaron pensadores como Xavier Zubiri y María Zambrano, esta última autora del concepto de «razón poética», que fusiona filosofía y literatura. También surgió la Escuela de Barcelona (Xirau, D’Ors, Ferrater Mora). Muchos de estos pensadores desarrollaron su obra en el exilio tras la Guerra Civil Española.

La Filosofía Analítica

Características y Giro Lingüístico

La filosofía analítica es una corriente del siglo XX que hereda la tradición moderna enfocada en problemas epistemológicos, desplazando el interés ontológico de épocas anteriores. Su rasgo distintivo es el giro lingüístico, que sostiene que el pensamiento no precede al lenguaje, sino que este posibilita el pensar. Así, el foco se traslada del sujeto que conoce al análisis del lenguaje y su relación con el mundo.

La filosofía analítica comprende diversas corrientes y autores, especialmente en las áreas de lógica, filosofía del lenguaje, epistemología y filosofía de la ciencia, influida por el empirismo inglés. A pesar de su diversidad interna, se puede considerar una corriente unitaria porque todos sus representantes comparten la idea de que muchos problemas filosóficos surgen de malentendidos lingüísticos. El lenguaje natural, aunque eficaz en la comunicación cotidiana, presenta imprecisiones y ambigüedades (como homonimia y polisemia), lo que limita su precisión en contextos científicos. Por ello, los filósofos analíticos proponen crear lenguajes artificiales, basados en la lógica formal, que permitan expresar de forma clara y precisa los problemas filosóficos tradicionales. En definitiva, la filosofía analítica se propone clarificar el lenguaje para evitar confusiones conceptuales y avanzar en la resolución de los grandes problemas filosóficos.

Ideas Principales

  1. La filosofía analítica centra su interés en el lenguaje como medio fundamental para el pensamiento, sustituyendo la antigua preocupación por el sujeto que conoce.
  2. El giro lingüístico sostiene que no pensamos y luego hablamos, sino que el lenguaje mismo posibilita el pensamiento.
  3. La filosofía analítica agrupa diversas corrientes (filosofía del lenguaje, lógica, epistemología, filosofía de la ciencia) bajo una misma perspectiva general.
  4. Se considera que muchos problemas filosóficos tradicionales surgen por malentendidos derivados del uso impreciso del lenguaje natural.
  5. Aunque el lenguaje cotidiano es eficaz en la comunicación diaria, resulta insuficiente y ambiguo para las exigencias del conocimiento científico y filosófico.
  6. Para solucionar estos problemas, se plantea la creación de lenguajes artificiales precisos, basados en estructuras lógicas formales, que eliminen ambigüedades y permitan tratar adecuadamente los problemas filosóficos.
  7. El proyecto de la filosofía analítica tiene un fuerte compromiso con el análisis riguroso y con el ideal de claridad en el pensamiento y la expresión.

Etapas de la Filosofía Analítica

La filosofía analítica, vigente principalmente durante la primera mitad del siglo XX, se desarrolla en tres grandes etapas:

a. Atomismo Lógico

En esta primera fase, destacan Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein con obras fundamentales como Principia Mathematica y Tractatus Logico-Philosophicus. Ambos parten de la idea de que muchos problemas filosóficos son confusiones del lenguaje natural. Por ello, proponen construir un lenguaje perfecto que refleje la estructura lógica del mundo. Este lenguaje debe tener un isomorfismo entre sus componentes y los hechos de la realidad, es decir, cada palabra y enunciado debe corresponderse exactamente con un objeto o un hecho. Así, comprender la realidad requiere un lenguaje adecuado y estructurado lógicamente.

b. Neopositivismo

Desarrollado por el Círculo de Viena, fundado por Moritz Schlick, con figuras clave como Rudolf Carnap, el neopositivismo tiene como objetivo diferenciar el conocimiento científico del no científico a través del análisis del lenguaje. Introducen la teoría verificacionista del significado, que sostiene que solo son significativos los enunciados verificables mediante la experiencia. De este modo, se rechaza la metafísica, calificando sus afirmaciones de carentes de significado y no simplemente falsas.

c. Filosofía del Lenguaje Ordinario

La última etapa comienza con el segundo Wittgenstein, quien, en su obra póstuma Investigaciones Filosóficas (1952), abandona el ideal de un lenguaje lógico perfecto para centrarse en el análisis de los usos cotidianos del lenguaje. Concibe el lenguaje como un conjunto de juegos lingüísticos, donde el significado depende del contexto y las reglas de uso. Este enfoque influye en la llamada escuela de Oxford, cuyos representantes más destacados son Gilbert Ryle y John Austin.

Filósofos Analíticos Contemporáneos

Desde la segunda mitad del siglo XX, la filosofía analítica se diversificó, extendiéndose a campos como la filosofía de la mente, la epistemología y la ciencia. Algunos autores destacados de esta etapa contemporánea son:

  • J. L. Austin (teoría de los actos del habla)
  • Saul Kripke (semántica de los nombres propios)
  • Willard Van Orman Quine (pragmatismo y lógica matemática)
  • David Lewis (realismo modal)
  • H. P. Grice (pragmática lingüística)
  • Donald Davidson (semántica, teoría de la acción y epistemología)
  • Hilary Putnam (filosofía de la mente, del lenguaje y pragmatismo)

Estos pensadores ampliaron y renovaron los intereses de la filosofía analítica, abordando nuevos problemas y abriendo diversas líneas de investigación.

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