Explorando la Mente y el Conocimiento: Un Recorrido por la Psicología y la Filosofía de la Ciencia

1. La Psicología como Estudio del Comportamiento Humano

El ser humano en el mundo está rodeado de condicionantes que debe tener en cuenta si pretende no solo sobrevivir. Su comportamiento es la respuesta, la reacción ante la realidad, y la psicología es la disciplina que se dedica a su estudio. El ser humano tiene dos vertientes: una interna, que abarca sentimientos, emociones, recuerdos, y que, conforme pasa el tiempo, moldea nuestra forma de reaccionar ante el medio, lo que decimos o hacemos. Básicamente, estamos formados por la vida psíquica, la cual es inobservable, y por una vertiente externa observable, como es la conducta. Nuestra mente está siempre funcionando, deseando, recordando, aunque no hagamos nada físicamente. Estas actividades mentales son las que constituyen la vida psíquica del individuo, a la que nos referimos con el término ‘mente’. La mente nos confiere nuestra identidad como persona, siendo influenciada por los estados mentales. La mente es inaccesible para los demás; es algo a lo que solo uno puede acceder y que no es observable por otros. Básicamente, tenemos contacto directo con sentimientos, miedos, que permanecen ocultos y solo mediante nuestros gestos o palabras podemos hacerlos observables, “siendo solo observable la conducta y no la vida psíquica”. El conductismo es la ciencia que estudia la conducta y el comportamiento humano. Numerosos estudios afirman que la mente es tan compleja que, en muchos casos, se ha llegado a decir que es inaccesible incluso para el propio ser. Desde siempre se ha pensado que el propio ser es dueño de su mente, siendo el único que puede observar sus pensamientos o sentimientos. Sin embargo, a partir de la aparición de Freud, esto se cuestiona, llegando al punto en que se afirma que algunos fenómenos mentales están ocultos incluso para el propio ser. Estos pensamientos ocultos influyen significativamente en el estado de ánimo de los sujetos. Freud se describió a sí mismo como psicoanalista y fue un gran defensor de la existencia de los estados inconscientes, designándolos como un factor crucial en los estados de ánimo.

2. El Psicoanálisis

Para Freud, la personalidad está dividida en tres instancias, a las que denominó “ello”, “yo” y “superyó”. El Ello es la parte primitiva, desorganizada e innata de la personalidad, cuyo objetivo es la satisfacción inmediata de los deseos, como el hambre. Representa nuestros impulsos y deseos más elementales, operando bajo el principio del placer. El Ello predomina en nuestra forma de comportarnos, pero choca con las normas impuestas por la sociedad, como cuando somos niños y nuestros padres nos frenan, imponiendo una moral específica. El Yo se desarrolla cuando el individuo no consigue lo que quiere y debe buscar maneras de obtenerlo. Durante los primeros años de nuestra vida, el Yo es lo que equilibra nuestros impulsos primitivos y las normas morales. Con el tiempo y la costumbre, estas normas pasan a formar parte de nuestra personalidad, construyendo así un ‘juez’ interno denominado Superyó. En estas tres instancias de la personalidad, surgen conflictos y choques, ya que los valores del Ello siempre colisionan con los del Superyó. Se produce un choque entre la moral y la propia forma de ser. Como dijo Freud: “No hay cultura sin represión”. El Yo intenta satisfacer al Ello respetando al Superyó, haciendo uso de los “mecanismos de defensa”. Hay casos en los cuales el Superyó es tan rígido que el Yo no encuentra manera de superar los conflictos, convirtiéndose así en algo incontrolable, lo que se traduce en un problema. Desde una perspectiva psicoanalítica, la mente humana es como un iceberg: la consciencia es la parte visible, y lo demás que permanece oculto es el inconsciente. Freud pensaba que lo más relevante de nuestra vida sucede a nivel del inconsciente, siendo los deseos reprimidos del Ello los que se almacenan en el inconsciente y son responsables de muchas acciones, emociones y, en algunos casos, trastornos mentales. Básicamente, un psicoanalista se dedica a tratar de identificar, mediante señales o deseos reprimidos, problemas del inconsciente.

3. Conductismo

Es la corriente más cercana a la ciencia dentro de la psicología, pues se basa en la observación y el análisis objetivo de la conducta humana. Se utilizaron el condicionamiento clásico y operante para explicar el aprendizaje, desarrollados por Pavlov y Thorndike, respectivamente. En primer lugar, el condicionamiento clásico es la creación de una asociación entre un nuevo estímulo y una respuesta ya existente. Se define como el aprendizaje en el que un estímulo incondicionado, que generaba una respuesta incondicionada, se asocia con un estímulo neutro, convirtiéndolo en un estímulo condicionado que genera una respuesta condicionada. Aparece así una nueva conducta, fruto de la experiencia. El descubrimiento se dio gracias a la investigación de Pavlov con los perros. Estudiaba sus glándulas digestivas y pudo observar que cuando les daba de comer, empezaban a salivar. Cada vez que se iba a alimentar al perro, este comenzaba a segregar saliva, pero a la vez, Pavlov hacía sonar un timbre en todas las ocasiones. Así, finalmente, el perro asoció el sonido del timbre con la comida y comenzaba a salivar con solo escucharlo. Esta explicación y razonamiento se consideró válido y lógico. Se pensaba que todas nuestras conductas se basan en una serie de patrones estímulo-respuesta y que así se desarrollaba y modificaba el comportamiento. La psicología debería encargarse de determinar qué estímulos provocan determinadas respuestas. Por otro lado, el condicionamiento operante defendía que la mayoría de nuestras conductas se basan en acciones voluntarias para conseguir algo. En este caso, el aprendizaje puede ser reforzado o limitado a causa de distintos estímulos. Fue descubierto por Thorndike, quien experimentó también con animales. Encerró gatos en jaulas que disponían de un mecanismo para alimentarse desde dentro y colocaba comida fuera de ellas. El gato buscaba la forma de salir hasta que lograba accionar el mecanismo. De nuevo, el mismo gato era encerrado en la misma jaula para que volviera a salir, así una y otra vez. Se podía observar que cada vez el gato tardaba menos en salir; estaba aprendiendo. Skinner continuó con la investigación con la llamada “Caja de Skinner”. Este dispositivo disponía de otro mecanismo que, al accionarse, proporcionaba comida al animal. Esto suponía un refuerzo para incentivar al animal y consolidar la nueva conducta.

Conceptos Clave del Condicionamiento Operante

  • Reforzamiento positivo: Consiste en proporcionar una recompensa si el sujeto realiza una conducta deseada para reforzarla.
  • Reforzamiento negativo: Se elimina un estímulo desagradable para el sujeto cuando realiza una conducta deseada, con el fin de reforzarla.
  • Castigo: Se aplica un estímulo desagradable al sujeto cuando realiza una conducta no deseada, con el fin de evitar que se repita.
  • Extinción del condicionamiento operante: Degradación gradual de la respuesta o conducta del sujeto que ya no es reforzada.
  • Reforzamiento continuo: Todas las respuestas proporcionan un refuerzo o recompensa.
  • Reforzamiento intermitente: Se refuerzan las respuestas solo a veces.
  • Extinción más lenta: La conducta prevalece más tiempo después de dejar de ser reforzada.
  • Moldeamiento de conducta (Shaping): Para conseguir conductas complejas, se recompensa al sujeto cuando se aproxima a la conducta deseada y por los nuevos avances de manera progresiva.

4. La Percepción

La percepción es la forma en que nuestro cerebro interpreta el mundo exterior y nos muestra las características de los objetos que nos rodean. Cada persona tiene una manera distinta de captar la realidad y de interpretarla, al mismo tiempo que esta se vincula con la cultura y la personalidad. Por ejemplo, los colores de las cosas no son más que el reflejo de la luz en ellas que llega a nuestros ojos, siendo esta limitada a los colores del rojo al violeta, quedando fuera los ultravioleta y los infrarrojos. Como bien se ha mencionado antes, nuestra manera de interpretar las cosas no solo está regida por la vista, sino también por la cultura y la personalidad. Los órganos que reciben los estímulos son los sentidos, recogiendo información del mundo exterior (ojos, oído…) e interior (equilibrio, hambre…). Por lo tanto, en conjunto, forman sensaciones, las cuales nos permiten la interpretación de los objetos de la realidad. Según los psicólogos, la mente configura, mediante ciertas leyes, los elementos que llegan por nuestros canales sensoriales, otorgándonos imaginación e inteligencia.

Leyes de la Percepción (Principios de la Gestalt)

  • LEY DE LA FIGURA-FONDO:

    Tendemos a fijar nuestra atención en un objeto o grupo de objetos (figura), destacándolo del resto de objetos que lo envuelven (fondo).

  • LEY DE LA PROXIMIDAD:

    Los estímulos más próximos tienden a verse agrupados, siendo, por ejemplo, la interpretación de columnas en vez de filas en el caso de que los puntos estuviesen más cerca.

  • LEY DE LA SEMEJANZA:

    Solemos integrar en una sola figura objetos similares o parecidos; es decir, percibimos en grupo aquellos estímulos que tienen cierto parecido.

  • LEY DE CIERRE:

    Tendemos a completar figuras incompletas o imperfectas, ya que, en caso contrario, se provoca ansiedad y tensión.

  • LEY DE CONTRASTE:

    Tendemos a destacar mentalmente aquel objeto que resalta entre los demás.

  • LEY DE LA BUENA FORMA (Prägnanz):

    Nuestro cerebro tiende a organizar los elementos de la mejor manera posible para que estén, por ejemplo, simétricos; prefiere formas definidas y estables.

5. Objetivos, Funciones y Tipos de Ciencias

La ciencia se caracteriza por organizar el conocimiento de manera sistemática. Todos los conocimientos que aborda se expresan en principios generales; es decir, se centran en las características de todo un colectivo y no de un solo individuo. Cuando se aplica en la vida cotidiana, sí se utiliza de manera más individual en algunos casos, pero el estudio en sí se refiere a lo general. Y la más importante de las características de la ciencia: utiliza unos métodos concretos y meticulosos para investigar. Los dos objetivos de la ciencia son, a la vez, las tres fases por las que pasa una investigación hasta obtener resultados: describir, explicar y predecir. En primer lugar, la ciencia intenta obtener una imagen completa de un fenómeno y definir lo que ocurre, estudiando todas sus manifestaciones posibles. Una vez que se tiene una idea completa de qué ocurre, se puede pasar a determinar por qué sucede. La ciencia siempre intenta señalar las causas basándose en leyes establecidas con anterioridad, y clasificar y relacionar las causas del fenómeno respecto a otros ya explicados. Por último, una vez que existe un entendimiento del fenómeno, la ciencia intenta predecir su comportamiento basándose en los patrones de sus causas. En algunos casos, puede llegar más allá e intentar evitar el fenómeno si es perjudicial, como ocurre en el caso de la medicina. Según la metodología utilizada y lo que estudian, las ciencias se dividen en dos grandes grupos: formales y empíricas. Las ciencias formales estudian un mundo que no vemos plasmado en la realidad que percibimos; a lo sumo, puede haber aproximaciones. Se ocupan de conceptos abstractos, expresados en lenguajes artificiales. Las dos grandes ciencias formales son la lógica y las matemáticas, que además están estrechamente relacionadas entre sí. Las formales son las únicas ciencias en las que podemos establecer verdades absolutas, precisamente porque no dependen de la realidad que percibimos. La geometría seguiría siendo como es incluso si nada del mundo exterior fuera real. Funcionan por deducción y, como bien podemos ver en la lógica, un razonamiento correcto no necesita ser correcto en nuestra realidad, incluso si las premisas son auténticos disparates. A pesar de no estudiar el mundo exterior, sí podemos ver reflejos de las ciencias formales en nuestro entorno y aplicarlas a él.

Las ciencias empíricas son las opuestas a las formales. Estudian el mundo que percibimos a través de nuestros sentidos. Son las que generalmente valoramos como más útiles, aunque nunca llegaremos a una verdad absoluta en ellas. El empirismo es el método para obtener información mediante la experimentación y la observación. Hay dos tipos de ciencias empíricas:

Tipos de Ciencias Empíricas

  • Naturales: Estudian todo lo que no depende de la sociedad y la mente humanas. Pueden, con cierta probabilidad de error, en algunos casos, predecir el comportamiento del fenómeno estudiado. A este tipo pertenecen la física, la química, la biología, la meteorología, la geología, etc.
  • Sociales o humanas: Estudian todo lo que depende de la mente humana. A este tipo pertenecen, por ejemplo, la psicología y la economía.

6. Conceptos Fundamentales de la Ciencia: Axioma, Teorema, Hecho, Hipótesis, Ley, Teoría, Modelo y Paradigma

La ciencia la podemos dividir en formales y empíricas, siendo las formales aquellas que se basan en axiomas de los cuales se derivan los teoremas. Los axiomas son principios indemostrables, pero evidentes. Cada disciplina tiene sus propios axiomas. En la lógica, las reglas de deducción son axiomas; en matemáticas, por ejemplo, pueden ser los propios conceptos de la suma o de la igualdad. Si A=B y B=C, es obvio que A será igual a C, pero no hay manera de demostrarlo. Los teoremas son un escalón más complejo de las ciencias formales. Son proposiciones demostrables a partir de axiomas. Muchas fórmulas utilizadas en matemáticas son teoremas. Las ciencias empíricas, en cambio, están formadas por más elementos distintos: se observan hechos sobre los que se formulan hipótesis, que se pueden convertir en leyes. Estas, a su vez, se agrupan en teorías y se pueden representar mediante modelos. Para terminar, en cada época, todos estos elementos se ajustan a un paradigma distinto. En cambio, las ciencias empíricas están basadas en hechos, que son sucesos medibles y observables, siendo también necesarios los experimentos. Según quien observa un hecho, puede destacar estímulos distintos o incluso percibir el mismo de una manera diferente, por lo cual puede haber conflicto en la interpretación de los hechos. Una hipótesis es una explicación posible y coherente de un hecho. Debe ser compatible con lo que ya se ha averiguado y ser demostrable empíricamente. Esto último se puede hacer por dos métodos: la verificación, que consiste en aportar pruebas a favor de una hipótesis, pero que nunca será definitiva; y la falsación, que permite concluir la falsedad de la hipótesis con un solo contraejemplo. Cuando una hipótesis ha superado suficientes pruebas para poder considerarse acertada, se convierte en una ley. Las leyes científicas expresan características o comportamientos de manera universal, refiriéndose siempre a todo un colectivo y nunca a un caso particular. Las teorías son conjuntos de leyes con conexiones entre sí, que ya no dependen directamente de hechos observables. Como la ciencia está en continuo avance y las teorías están formadas por muchas leyes individuales, estas pueden ser modificadas, ampliadas o incluso refutadas debido a nuevos conocimientos. Para hacer más asequibles y comprensibles algunas cosas que en la realidad son muy complejas, las ciencias empíricas desarrollan modelos simplificados y esquematizados para explicarlos y estudiarlos. El mejor ejemplo de esto es el modelo atómico. También son modelos las hélices del ADN, las representaciones de las células, las representaciones astronómicas, etc.

7. Métodos Científicos: Inductivo, Deductivo, Hipotético-Deductivo y Hermenéutico

El método inductivo se basa en la observación de casos particulares para extraer conclusiones universales; básicamente, es la formulación de una conclusión general a partir de observaciones concretas. Por ejemplo, si observamos que todas las aves que encontramos vuelan, entonces diríamos que “las aves vuelan”. Esto conlleva una alta probabilidad de error, ya que podemos generalizar de manera indebida y llegar a conclusiones erróneas; como en el ejemplo anterior, los avestruces son aves y no vuelan. El método deductivo funciona de manera inversa y no presenta este problema. Parte de premisas generales, como “todos los hombres son mortales”, para llegar a conclusiones concretas; al igual que la ciencia formal, se basa en axiomas. El problema de esto es que no nos proporciona conocimientos nuevos. El método hipotético-deductivo consiste en la creación de una hipótesis de la que se puedan deducir consecuencias comprobables mediante la observación. Básicamente, se toman datos a partir de lo que se observa. El proceso de aplicación de este método sería: formular una hipótesis, deducir lógicamente sus consecuencias y comprobar si estas se producen mediante la experimentación u observación. Una vez hecho esto, la hipótesis puede quedar refutada o confirmada. Si es refutada, se crearía otra hipótesis y se reiniciaría el proceso. El método hermenéutico es el menos objetivo de todos. Se aplica, por lo general, a las ciencias sociales, donde no es tan fácil generalizar. La mente humana y el comportamiento de la sociedad son fenómenos subjetivos, cambiantes dependiendo de la persona, a diferencia de los fenómenos naturales que son más fáciles de interpretar. En el método hermenéutico no basta con la observación; también es necesaria su comprensión.

8. La Tecnociencia

En el último siglo, la ciencia ha avanzado espectacularmente, tanto en descubrimientos e inventos como en la cantidad de investigadores. El número de científicos en activo supera con creces la suma de todos los científicos de la historia. Pero no solo ha crecido la comunidad científica: gracias a todos estos avances, nuestra calidad de vida ha mejorado de tal manera que también se ha incrementado de forma exagerada la población mundial. Quién diría todo eso, cuando a finales del siglo XIX muchos científicos pensaban que ya estaba descubierto todo lo que se podía descubrir y que a la ciencia solo le faltaban algunos detalles. La manera en que se ha desarrollado la ciencia en el siglo XX ha traído problemas morales. Con las guerras, los Estados empezaron a depender de los avances en armamento de sus científicos, y la ciencia quedó unida a la política y a la diplomacia. Los gobiernos necesitaban inventos, y los científicos, dinero para investigar. Para este tipo de inventos, se precisaba de la ciencia, pero también de la tecnología. La hibridación de estos dos campos se llamó tecnociencia, y el primer gran ejemplo de ella fue el Proyecto Manhattan: la carrera por la creación de una bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial la ganó EE. UU. Es vital para cada país poseer el armamento de mayor capacidad destructiva antes que los demás, razón por la cual las guerras provocan tan grandes avances en ciencia. Pero esto crea, a la vez, dilemas morales en los científicos que desarrollan estas armas. No es moral construir máquinas de matar. Cuando la bomba del Proyecto Manhattan cayó sobre Hiroshima, muchos científicos se quedaron horrorizados por lo que habían hecho. Tras la Guerra Fría, la ciencia se concentró en la exploración del espacio y de las partículas elementales. Para los Estados implicados, sus avances en ciencia seguían siendo vitales, de manera que la financiación y la decisión sobre en qué se investiga siguen llegando de ellos. De modo que, según quién la financia, la ciencia avanza en direcciones distintas. Por eso, hay quienes piensan que no se debería investigar con el esquema problema-solución, sino en cualquier dirección, dado que al final se obtendrán resultados más variados y que, con toda seguridad, podrían aplicarse en la vida real. Mientras la ciencia sigue siendo financiada principalmente con dinero público y se estanca porque los Estados ya no compiten entre ellos, la tecnociencia está subvencionada principalmente por empresas privadas, que sí tienen interés en avances rápidos. El campo que más interesa en la actualidad es la ingeniería genética, que se inició con la clonación de la oveja Dolly e investiga las posibles aplicaciones de un conocimiento profundo de la genética de cada persona, por ejemplo, para prevenir enfermedades. Pero esto puede llevar nuevamente a problemas morales. Por ejemplo, es posible que se cree una discriminación por ciertos puntos débiles en los genes, que las empresas no den empleo a quienes no tengan unas características genéticas determinadas, etc. Y, sobre todo, los conocimientos adquiridos pueden ayudar a salvar vidas.

9. Karl Popper y Thomas Kuhn: Filosofía de la Ciencia

La descripción que dio Karl Popper sobre el funcionamiento de la ciencia permitía diferenciar claramente las actividades que sí son ciencia de las que no (pseudociencia). Además, Popper dio la solución al problema de la inducción. Criticó la verificación inductiva, argumentando que buscar más y más cosas que cumplan los mismos requisitos no era una manera de demostrar una suposición. Siempre pensó que existía un contraejemplo. Los científicos siempre buscan pruebas a favor de sus teorías, cuando en realidad, según Popper, deberían buscarlas en contra, con el objetivo de refutarlas. Si se tratara de falsar una teoría y esta sobreviviera a las pruebas, sería con gran probabilidad cierta, por lo cual la ciencia se acercaría más a la verdad.

Thomas Kuhn, en cambio, no tenía una visión que alabara a los científicos; según él, hacía falta analizar la ciencia desde un punto de vista histórico y humano. Básicamente, la ciencia de hoy en día fue creada en base a acontecimientos como revoluciones. Según Kuhn, la ciencia se podía dividir en dos grupos: ciencia normal y cambios de paradigma. Todas las investigaciones tienen como objetivo encajar los descubrimientos nuevos en teorías ya existentes. Finalmente, se produce una revolución científica y las nuevas teorías se imponen, creando un paradigma distinto en el que se desarrolla la siguiente etapa de “ciencia normal”.

10. El Contractualismo: Teorías del Origen Social

Desde la antigüedad, la sociedad estaba dividida en estamentos, siendo los superiores quienes imponían normas a los socialmente inferiores. Según el teocentrismo, estas divisiones sociales estaban impuestas por Dios, estableciendo así a quienes obedecen y a quienes dictan las normas. Con la aparición del Renacimiento, aparecieron ideas antropocentristas, las cuales tenían diferentes pensamientos sobre el orden social. Se comenzó a pensar que las clases altas eran mucho menores en número que el proletariado, por lo cual, por mucha violencia que se usara, terminaría ganando la mayoría. A partir del pensamiento de que la sociedad se somete voluntariamente a las normas de los superiores, comenzaron a aparecer las ideas contractualistas. Siendo esta una explicación de la sociedad basada en un pacto. La mayoría de filósofos, al describir el estado de naturaleza humana (en el que se es libre tras nacer), lo consideraban no óptimo, lo que conducía a la creación de grupos para ser fuertes entre muchos y derrotar a los más débiles. Por naturaleza, los humanos se agrupan, viéndose obligados a renunciar a algunos derechos, pasando así a formar pactos en los que los débiles se someten a los fuertes voluntariamente. Aparecen tres filósofos que opinan sobre esto. Hobbes tiene, de los tres, la opinión más negativa, diciendo que las personas en estado natural son salvajes y que el mundo parecería un infierno. El contrato que propone Hobbes al respecto es el sometimiento de todos los derechos individuales al gobierno, recibiendo a cambio la seguridad necesaria para sobrevivir (autoritarismo). Locke pensaba que el estado de libertad es algo bueno, teniendo cada uno sus maneras de sobrevivir y siendo básicamente libres, y que no era necesaria la imposición de un gobierno autoritario por parte del Estado. Este pensamiento llevó a ciertas injusticias, entrando en juego la necesidad de que el ciudadano renuncie a ciertos derechos, como el de juzgar o castigar, los cuales serán ejercidos por el Estado (democracia y separación de poderes). Rousseau era lo opuesto a Hobbes; pensaba que el hombre es bueno por naturaleza y que viviríamos libres y felices, y que individualmente somos más fuertes que en colectivo. Básicamente, para conseguir la estabilidad, era necesario que todos antepusieran el bien común antes que el suyo propio (comunismo).

11. Karl Marx: Crítica Social y Materialismo Histórico

Tras la Revolución Industrial, la sociedad se organizó de manera radical: la burguesía tenía bajo su control la maquinaria y explotaba al proletariado. Marx desarrolló una filosofía en torno a la injusticia que se vivía y buscaba la manera de salir de ella. Marx, al igual que Hegel, tenía una visión dialéctica de la historia; la justificaba mediante una continua lucha de principios entre clases. Pero, al ser materialista, no pensaba que esta lucha fuera de ideas, sino por la posesión de poderes y bienes. La sociedad estaba regida por el poder, el dinero, la industria, lo que formaba en conjunto la infraestructura de la sociedad. Mientras que lo no material, como la filosofía o la religión, era lo que llamó superestructura. La sociedad del trabajo en el siglo XIX era abusiva: los trabajadores apenas tenían tiempo para vivir y apenas tenían dinero para subsistir, estando dedicados al 100% a su trabajo. Estas labores eran monótonas y aburridas, sin poder ver el fruto de su esfuerzo. Esto, según Marx, era la alienación, cuyo significado es similar al de enajenación: los trabajadores eran ajenos a su trabajo e incluso a su propia humanidad, siendo como máquinas. Marx opinaba que la sociedad estaba a punto de rebelarse, ya que no tenía nada que perder, y ciertamente se cumplió, en parte de manera violenta, ya que de otra forma las burguesías no cederían sus poderes. El objetivo del proletariado, siendo este mucho más numeroso que la burguesía, era eliminar el capitalismo, dando lugar al comunismo. Los principios del comunismo son la igualdad, la eliminación de la propiedad privada y la cooperación. Se logró mediante la presión del pueblo, resultando finalmente en una sociedad en la que todo el mundo aporta para recibir: una sociedad cooperativa e igualitaria.

12. Stuart Mill: Liberalismo y Socialismo

Los pensamientos de Mill giraban en torno a la libertad, considerando la libertad individual como algo que beneficia a la vez a la sociedad. Consideraba libre a aquel que puede desarrollar sus capacidades sin restricciones. El único límite, según él, era que uno debe tener libertad siempre y cuando no perjudique a otros, lo que llamó “principio del daño”. Según las aclaraciones de Mill, se puede ver que era liberalista, pero sus pensamientos diferían ligeramente. El liberalismo, como tal, otorga libertad total a todas las empresas para producir y competir entre ellas sin intervención del Estado, lo cual llevaría a una sociedad injusta y desequilibrada. Aunque, en cierta manera, sus defensores dicen que esta organización se autoajustaría, ya que la oferta y la demanda no permitirían que variara en gran cantidad hacia un lado. Volviendo a los pensamientos de Mill, él pensaba que este tipo de regulación no funciona y que era necesaria la intervención del Estado para defender a las clases más desfavorecidas, ya que el trabajador no tiene poder para perjudicar a la empresa, pero la empresa sí podía perjudicar al trabajador sin asumir riesgos. Mill consideraba necesaria la intervención del Estado en este aspecto. Este sistema se llamó socialismo, siendo diferente al comunismo. No defendía la igualdad absoluta entre todos en la sociedad socialista y libre, ya que las diferencias son lo que produciría avances. El individuo busca constantemente mejorar su situación y buscar más justicia, por lo cual la sociedad prosperaría y avanzaría constantemente hacia algo mejor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *