Evolución del Pensamiento Filosófico: Desde Grecia hasta la Modernidad

Los Orígenes de la Filosofía: La Grecia Clásica

La filosofía y la ciencia vieron la luz en la Grecia caracterizada por la libertad y el auge de la democracia. La Grecia comerciante aprovechó las experiencias y conocimientos de otras civilizaciones más antiguas, lo que les permitió desarrollar una notable capacidad de abstracción, pensamiento crítico y una cosmovisión muy completa de la realidad. Este proceso se produjo a lo largo de los siglos VI y V a. C. y tuvo dos grandes etapas:

Etapa Cosmológica

El tema central de investigación era el universo, la naturaleza (physis), considerada como un gran organismo vivo, cuyos cambios internos están regidos por un orden (cosmos) constante y regular que la razón humana debía descubrir y plasmar en leyes. Este orden les llevó a considerar que debía haber un arché, un principio, origen y causa del que surge la realidad. De esta forma, el nacimiento de la filosofía en esta etapa se caracterizó por:

  • Ir más allá de los datos sensibles con el fin de llegar a una unidad universal.
  • Centrar el objeto de investigación en la naturaleza.

Giro Antropológico

El ser humano se convirtió en el principal tema de reflexión. A partir del estudio del ser humano en cuanto tal, la filosofía se orientó hacia cuestiones prácticas. Teniendo en cuenta su doble dimensión, se investigaron las virtudes morales que debían regir el comportamiento privado y público del ciudadano. Se consideró que la ética y la política se implicaban mutuamente para lograr una sociedad justa en la que el individuo fuera feliz. Así se evolucionó hacia el planteamiento de la naturaleza de la ley política (nómos), considerada incuestionable e intocable. En definitiva, se buscaba una base racional para una sociedad en la que imperase la justicia.

El Pensamiento Cristiano: Razón y Fe

Al principio, el pensamiento platónico dominó por encima de todos los demás. En el siglo IV d. C. empezó el periodo denominado Patrística, donde aparecieron los primeros cristianos que hicieron filosofía, los llamados Padres de la Iglesia. El primer pensador cristiano de importancia fue San Agustín de Hipona. Era marcadamente platónico; sostenía que no debía haber debate, que el verdadero conocimiento era la fe y que la razón solo debía utilizarse para explicarla. Este planteamiento no cambió hasta el siglo XIII, cuando en Al-Ándalus convivieron las tres culturas (cristiana, judía, árabe).

Fue Averroes, un cordobés de origen árabe, quien en el siglo XII realizó un comentario sobre las obras de Aristóteles. En el ámbito de la filosofía aristotélica, destacaron figuras como Maimónides, Avicena y Averroes, cuyas obras tuvieron gran influencia. Estos documentos llegaron a París, donde se empezaron a leer estas obras. Mientras por la mañana se enseñaba el pensamiento de San Agustín, por las noches, a escondidas y con alumnos privilegiados, se leía a Aristóteles y a Averroes. En la Universidad de París, los seguidores de Averroes y Aristóteles fueron conocidos como averroístas latinos, destacando Siger de Brabante.

Posteriormente surgió la Escolástica, cuyo principal pensador fue Santo Tomás de Aquino. Este sostenía que existían verdades de fe que no podían explicarse por la razón y que debían aceptarse (dogmas de fe). Había verdades que solo podían explicarse por la razón (y la fe no podía hacerlo), y otras verdades de fe que también podían explicarse por la razón (como la existencia de Dios). Creó las cinco vías, cinco caminos para demostrar la existencia de Dios:

  1. Argumento del primer motor inmóvil.
  2. Argumento de las causas eficientes.
  3. Argumento de la contingencia.
  4. Argumento de los grados de perfección.
  5. Argumento teleológico.

Más tarde, durante la crisis de la Escolástica (siglo XIV), apareció Guillermo de Ockham, un monje franciscano que separó radicalmente la fe y la razón. Sostenía que no se había analizado ni tenido en cuenta el concepto de omnipotencia divina. Concibió a Dios como un ser platónico que creó el mundo siguiendo un arquetipo. La omnipotencia divina es incognoscible para el ser humano, salvo aquello que Dios desea revelar. Afirmaba que cuanto más enrevesadas y confusas fueran las explicaciones, mayor era la probabilidad de error, lo que se conoce como la Navaja de Ockham.

Corrientes Filosóficas Modernas

El Empirismo

En oposición al racionalismo, el empirismo sostiene que el auténtico conocimiento comienza siempre a través de los cinco sentidos y que nacemos con la mente en blanco (tabula rasa). Los empiristas creen que no hay verdades innatas; podemos conocer las características de las cosas, pero nunca su esencia última. Solo existen conocimientos probables, lo que los llevó a un profundo escepticismo. Destacan filósofos empiristas como John Locke, George Berkeley y David Hume.

El Idealismo Trascendental de Kant

Immanuel Kant ofreció la explicación más completa del conocimiento hasta su época. Fue el autor de una de las obras más importantes de la historia de la filosofía: la Crítica de la Razón Pura. Aunque inicialmente racionalista, tras leer a Hume, Kant modificó su perspectiva. Sostuvo que para el conocimiento son necesarios los sentidos, y que la información que nos llega a través de ellos debe ser ordenada en el espacio y el tiempo. A las estructuras mentales que nos permiten organizar los datos recibidos de la experiencia las denominó las doce categorías del entendimiento, sin las cuales el conocimiento es imposible. Estas son:

  • De Cantidad: Unidad, Pluralidad y Totalidad.
  • De Cualidad: Realidad, Negación y Limitación.
  • De Relación: Inherencia, Causalidad y Comunidad.
  • De Modalidad: Posibilidad, Existencia y Necesidad.

Características Fundamentales de la Filosofía

  1. Saber Universal: Es un saber que se pregunta acerca de la totalidad de lo real; su campo de estudio es el más universal. Se interroga sobre lo que el ser humano es capaz de pensar y racionalizar, interesándose por toda la experiencia humana. Esta es la principal diferencia con las ciencias particulares, ya que estas estudian únicamente un campo determinado y parcial de la realidad, abordando problemas concretos. Para avanzar en su estudio, la filosofía debe conocer el punto en que se encuentra la ciencia en cada campo; y, por el contrario, la ciencia no debe perder de vista el marco general en que se inscriben los problemas que estudia.
  2. Saber Radical: Pretende llegar a los principios explicativos últimos de la realidad: el sentido, el porqué, y no solo el cómo.
  3. Saber Racional: Nació con el objetivo de comprender e interpretar racionalmente la realidad. En este sentido, debe argumentar, es decir, presentar razones de forma estructurada, justificar y aportar afirmaciones coherentes, objetivas y libres de contradicción. La racionalidad filosófica no se limita a ofrecer explicaciones teóricas, sino que también posee una dimensión práctica: nos enseña a vivir.
  4. Saber Crítico: Siempre ha supuesto un replanteamiento de los conocimientos tradicionales, nunca aceptando lo establecido simplemente por ser una tradición. Por ello, se enfrenta a las posturas dogmáticas. La palabra ‘crítica’ significa analizar, dividir y distinguir los diferentes elementos que componen un problema; discernir, relacionar los elementos del problema entre sí y, finalmente, juzgar para llegar a una conclusión.

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