Diferencias entre San Agustín y Santo Tomás

Agustín de Hipona

Agustín de Hipona nacíó en Tagaste, hijo de padre pagano y madre cristiana. Su madre, santa Mónica ejercerá una importante influencia en su conversión al cristianismo. Llevo una vida muy atareada viviendo muchas experiencias y pasando por etapas diferentes en el ámbito intelectual. Cuando leyó el Hortensius de Cicerón, este le dejó una profunda pegada. En esta época se adhiere al maniqueísmo, que mantiene dos principios, el del bien y el del mal. Decepcionado abandona esta corriente y se traslada a Roma para dar clases de retórica. Luego, se pasa al escepticismo. En Milán escucha los sermones de santo Ambrosio. Mas tarde descubre la filosofía neoplatónica de Plotino, gracias a su madre y a la influencia de Ambrosio se convierte al cristianismo. Se separa de su mujer, quedando el con el hijo y con Mónica. Abandona la cátedra y toma la decisión de llevar una vida ascética y casta. También recibe solemnemente el bautismo. En el año 388 vuelve a África. En el 391 es consagrado sacerdote por el obispo de Hipona. Muere en el 430 por el asedio de la ciudad por medio de vándalos.

Algunas de sus obras son: Contra los académicos, Los soliloquios, Las confesiones, Sobre la Trinidad, Sobre el libre albedrío, La ciudad de Dios
.

Problema de razón y fe

El objetivo de Agustín es la procura de la verdad para conseguir la felicidad y la sabiduría. El proceso es mediante;
Interiorización (Buscar dentro de uno mismo, encontrar que en la propia alma hay verdades eternas), Trascendencia (Salir fuera de si mismo, lo lleva a cabo Dios, fuente de todas las verdades), Iluminación (La verdad esta en Dios y el nos la irradia). El método a seguir es la cooperación entre razón y fe.

En busca de la verdad

La filosofía de Agustín, arranca de una reflexión intimista, el proceso de interiorización.
Empieza concentrándose en si mismo, en su propia conciencia (La verdad habita en tu interior). Empieza por el reconocimiento de las propias limitaciones, de la mutabilidad de nuestra propia naturaleza. El primer paso es el proceso de la duda, descubrir que duda, pero este echo ya constituye una fuente de verdad. “Si enim fallor, sum” (La ciudad de Dios). Además en las limitaciones de nuestra conciencia hay verdades. En nuestra mente hay verdades, pero como estas no pueden ser variables y cambiantes no pueden venir de nosotros, es necesario dar un paso mas que consiste en ir a la par de si mismo, es decir, un proceso de auto transcendencia.
Hay ideas eternas y inmutables, que no pueden tener en ella su fundamento, Agustín transciende hasta a Dios, eterno y inmutable y fuente de las verdades que anidan dentro del alma humana.


El conocimiento como iluminación divina

Por otra parte Agustín explica el proceso del conocimiento como un acto de iluminación divina. Dios ilumina nuestra alma. Agustín quiso enseñar cierto apriorismo epistemológico semejante al platónico poniendo las ideas en Dios como arquetipos o modelos de las realidades mutables. Pero no se trata de una iluminación sobrenatural que solo los cristianos pudieran captar. Todo ser humano es iluminado por Dios. La persona descubre las verdades eternas, inmutables y necesarias.
Detrás de todo lo imperfecto esta lo perfecto, detrás de lo relativo lo absoluto, detrás de lo humano lo divino.

Razón y fe

En cuanto a la relación entre razón y fe, es mutua colaboración. No hay separación entre ambas. Agustín se sirve de la filosofía, pero el no es propiamente un filosofo, sino un teólogo. La filosofía, especialmente el neoplatonismo o el propio Cicerón, es un importante soporte de su pensamiento, pero en ella no esta la verdad, le sirve de ayuda en su busca. La única verdad es la de la revelación divina que se obtiene por la fe, pero la razón también puede ayudar a buscarla. El ser humano, al quedar manchado por el pecado original, no es quien de recoger las verdades reveladas sin la ayuda de la gracia divina. La razón y la fe colaboran, en un principio la razón ayuda al hombre a encontrar la fe. Después la fe orientará e iluminará a la razón. Y la razón, a su vez, contribuirá al esclarecimiento ulterior de los contenidos de la fe. Ambas podían ayudarse mutuamente. La meta final para el era la misma, el encuentro con Dios. Agustín no es un filósofo que pretende demostrar por medio de la razón la existencia de Dios, sino un teólogo que se sirve de la razón para exponer la verdad revelada.

Tomás de Aquino

-Tomás de Aquino nacíó en 1225, en el castillo de Rocasecca. Era descendiente de los condes de Aquino, su familia era poderosa. A los cinco años ingresa en el monasterio de Monte Cassino, con la esperanza de que llegara a ser abade. Pero las circunstancias de la vida lo llevaron a ingresar en la orden de los dominicos. Estudia en París bajo el magisterio de Alberto Magno, quien ejercerá una importante influencia en Tomás, este se trasladara a la Colonia, pero luego vuelve otra vez a París para dedicarse a la enseñanza. Deja París y pasa a integrarse como teólogo de la curia pontifica. Es llamado por segunda vez a París donde de nuevo encontró la universidad dividida por las luchas doctrinales. Tendrá que combatir el averroísmo y las corrientes franciscanas y agustinianas opuestas al aristotelismo. En 1272 muere de enfermedad. Escribíó todo tipo de obras tanto teológicas como filosóficas. Se caracterizó por su capacidad de síntesis y por la estructura lógica de sus escritos. Algunas de sus obras son; De veritate, De ente et de essentia, De potentia, Comentarios a Aristóteles, Suma teológica  Suma contra los gentiles.

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