Defensa del hombre natural ventajas y desventajas rousseau

Rousseau, frente a los ilustrados, argumenta que las ciencias y las artes no han mejora­do al hombre, sino que han ayudado a corromperlo, contribuyendo a crear sociedades artificiales en las que domina la desigualdad y todos los males que esta trae consigo. Rousseau intentará mostrar al hombre auténtico, al hombre no corrompido por la sociedad.
Ello le lleva a diferenciar entre estado civil y estado de naturaleza.
El estado civil es la sociedad organizada, con sus leyes convencionales y sus gobiernos. El estado de naturaleza es la situación en que se encontrarían los hombres antes, o al margen, de la creación de sociedades organizadas, en la que sus vidas estarían regidas por ciertas leyes o derechos naturales.
Hecha esta distinción se trata de descubrir cómo es el hombre natural, el hombre que vive en estado de naturaleza, y de explicar cómo hemos podido llegar a la situación actual.

No podemos observar a los hombres en «estado de natu­raleza» porque tal estado ya no existe. Es más, puede que tal estado no haya existido nunca. Quitando del ser humano todo aquello que pone en él la sociedad (las desigualdades morales y políticas, las pasiones y deseos que na­cen en sociedad, el empleo de las diversas artes y ciencias; las convenciones sociales, etc.) lo que queda es el hombre natural, el hombre en estado de naturaleza.

Una vez eliminadas la convencionalidad y el artificio con el que la sociedad recubre la naturaleza humana, des­cubrimos que:

  • En estado de naturaleza los hom­bres viven aislados, ya que la única comunidad natural es la familia, y solo durante el tiempo que los hijos precisan de sus pa­dres; luego los vínculos familiares se disuelven.
  • Dado que, en tal estado, los hombres no han sido corrompi­dos, los seres humanos son, en su mayoría, fuertes, sanos y autosuficientes.
  • En tal estado los hombres son básicamente iguales, ya que las desigual­dades que existen se deben únicamente a sus condiciones físicas.
  • En estado de naturaleza los hombres se mueven en virtud de dos pasio­nes o impulsos básicos, que son el deseo de autoconservación (le lleva a intentar satisfacer sus escasas necesidades naturales) y la piedad o compasión por sus semejantes (impulso que nace de la capacidad de identificarse con los demás y que se obser­va, incluso, en algunos animales).

Las características anteriores las compar­ten los seres humanos con otros animales. Pero hay dos rasgos que les distinguen de cualquier otra especie. Estos rasgos serán los que, fi­nalmente, aparten a los seres humanos del estado de naturaleza haciéndole degenerar en un ser social, en miembro de una comunidad política. Y son:

  • La libertad natural: es la capacidad que tienen los seres humanos para elegir lo que quieren hacer al margen de cualquier regla natural. Capa­cidad que los diferencia de los animales, que son determinados por su instinto siguiendo pautas fijas de comportamiento.
  • La perfectibilidad o capacidad de autoperfeccionamiento: es la capaci­dad que tienen los seres humanos, tanto a nivel individual como colecti­vo, de transformar sus vidas. Los animales, por el contrario, no varían su modo de ser a lo largo de sus vidas o a lo largo de la vida de la especie.

Rousseau de­fiende que el hombre es bueno por naturaleza. O, para ser más exactos, que no es ni bueno ni malo, ya que la moral es un producto social, no natural. Pero el hombre se vuelve malo, se llena de vicios, con la creación de las sociedades humanas, convirtiéndose, entonces, tal como decía Hobbes, en un lobo para el hombre.

¿Qué hace a los seres humanos abandonar el estado de naturaleza y organizarse en sociedades con la creación final de Estados, gobiernos y le­yes? Rousseau explica el proceso del siguiente modo:

  • En un primer momento los hombres pudieron descubrir que su unión les proporcionaba ciertas ventajas para defender mejor sus intereses. La costumbre de vivir unidos hizo que se desarrollasen ciertos lazos afectivos y pasiones antes desco­nocidos: el amor conyugal y paterno, la amistad, los celos, la comparación entre unos y otros, las preferencias, el orgullo, etc.
  • En un segundo momento apareció la propiedad privada, que trajo con­sigo el trabajo forzado, la rivalidad y los intereses opuestos, la inseguridad, etc., y se convirtió en origen de una desigualdad creciente.
  • Fue entonces cuando los hombres instituyeron gobiernos y leyes, dando origen a la sociedad política o Estado. Pero los Estados así instituidos solo sirvieron para consolidar la situación de desigualdad e injusticia a la que se había llegado, al mismo tiempo que las leyes se convertían en nuevas cadenas que impedían la libertad humana.

Por eso Rousseau propone reformar las sociedades actuales con el objeto de crear un modo de organización política que permita mantener las ventajas de vivir en socie­dad, pero que sea acorde con la naturaleza humana (esto es, que permita conservar la libertad e igualdad de las que gozaba el hombre natural). Para llevar a cabo esta reforma es necesario encontrar un modo de orga­nización en la que el individuo se someta a la ley sin perder su libertad ante­rior. Este problema se resuelve con el contrato social.

El contrato social consistirá, para Rousseau, en un acuerdo mediante el cual cada contratante se somete enteramente a la voluntad general, a con­dición de que cada uno de los demás asociados haga lo mismo.

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