Comparación Descartes Platón

CONTEXTO CULTURAL


Si desde el punto de vista histórico el tiempo de Descartes es el Siglo XVII, desde el punto de vista cultural su tiempo es el Barroco. Es esta una época cuyo tono general es pesimista. A este pesimismo contribuye en gran medida la confrontación teológica entre católicos y protestantes de la que hemos hablado antes y en la que Descartes participó. Sobre esta cuestión opina Bertrand Russell en su Historia de la Filosofía occidental que el cansancio intelectual que esta interminable guerra provocó, tuvo el efecto de desviar la atención de las mentes más brillantes (entre ellas la de Descartes) hacia temas no religiosos, especialmente la ciencia y las matemáticas, afirmación esta que puede considerarse acertada en el caso de Descartes.


Otro rasgo cultural interesante de esta época es la invención y desarrollo de la imprenta. Este invento permite, entre otras cosas, que el ámbito de la cultura salga fuera de los círculos eclesiásticos (Monasterios, catedrales) haciéndose accesible a personas ajenas a la religión. De ahí también que el latín comience a no ser la lengua culta en exclusiva y se publican muchos libros en las lenguas nacionales. De hecho, el texto que estamos comentando fue una de las primeras obras escritas en francés.

Un hecho tuvo singular importancia en la vida intelectual de Descartes: su conocimiento de la condena de Galileo por el tribunal de la inquisición en Roma. Descartes tuvo miedo de que algunas de sus ideas pudieran ser objeto de un juicio parecido y, por ello, decidíó no publicar su Tratado del mundo. Sólo unos años más tarde, en 1637, publicó una parte de su obra científica, Dióptrica, Meteoros y Geometría, precedida, como introducción metodológica, por el Discurso del Método. Es probablemente el miedo que tiene a la censura el que le hace publicar esta obra de forma anónima, aclarando insistentemente en el capítulo segundo, que sus intenciones no son otras que las de reformar su propio conocimiento y que desaconseja a todo el mundo que haga lo mismo y, en la cuarta parte, le llevarán a destacar la importancia de Dios como garante de cualquier conocimiento. Sin duda, lo contrario podría haber sido entendido como una llamada a una especie de revolución absolutamente inaceptable para las autoridades de la época.


Todas estas “precauciones” le sirvieron de poco. En 1643 el Consejo de la Universidad de Utrecht condena a Descartes por ateísmo, después será acusado de pelagianismo, y tras su muerte alguna de sus principales obras serán condenadas por la Iglesia.


CONTEXTO FILOSÓFICO


La pérdida de autoridad, tanto de Aristóteles como de la Biblia, y la situación de crisis llevaron a la filosofía a centrar su interés en el conocimiento. ¿Cómo puedo estar seguro de que mis conocimientos son verdaderos? El problema del método pasa al primer plano. Se proponen soluciones que dieron lugar a dos líneas de pensamiento enfrentadas, el Racionalismo y el Empirismo.
Descartes es considerado el padre del primero de ellos.


Una tercera línea de pensamiento, también provocada por la crisis, fue el escepticismo, que sostuvo la imposibilidad de encontrar nuevos referentes sólidos para alcanzar la verdad. En la Francia de la época, tenía representantes como Michel de Montaigne, del que en la «Segunda parte» del Discurso aparecen expresiones literales. Por eso, la estrategia cartesiana empezará por vencer el escepticismo con sus propias armas, transformando la duda escéptica en metódica.


Con lo matemático como modelo y frente al escepticismo, Descartes afronta un proyecto metodológico que le permita superar la crisis, acompañando así a otros autores que asumen la misma intención. El método de Francis Bacón pretende conseguir una inducción para establecer una afirmación universal. Al científico le interesa conocer y expresar en leyes las propiedades físicas de los cuerpos. El método para hallar dichas leyes es la realización de tablas en las que se anota la presencia, ausencia y el grado de frecuencia de un fenómeno. Sin embargo, este método se aleja del cartesiano, pues desconoce la importancia de las matemáticas y el papel de las hipótesis.


El método resolutivo-compositivo de Galileo permite expresar los fenómenos en lenguaje matemático. Galileo defiende que la naturaleza está «escrita» en lenguaje matemático, por lo que su conocimiento sólo será posible descifrando sus relaciones y exprésándolas en fórmulas. Para ello propone tres pasos: resolución (análisis de los datos), composición (formulación de una hipótesis) y resolución experimental (verificación de la hipótesis mediante experimentos u observaciones). El mundo físico de Descartes también será un mundo matematizado. Asimismo, resolución y composición estarán presentes en el análisis y la síntesis del método cartesiano.


ACTUALIDAD


La informática es la última expresión de la actualidad del proyecto cartesiano. Tanto es así que se habla de «mundo digital», de un mundo expresado únicamente con ceros y unos. ¡Es el ideal cartesiano! Cuando estamos frente a un ordenador estamos frente a lo que Descartes calificaría de modelo perfecto de conocimiento (y, por tanto, de mundo): un marco absolutamente axiomatizado en el que a partir de unos primeros principios se deduce todo lo demás. En un ordenador no hay contradicciones, no hay elementos que no se deduzcan de los principios establecidos. Si el programa no funciona es porque está mal diseñado. La deducción siempre es perfecta y la conclusión necesaria.


Hay otras ideas cartesianas que vuelven una y otra vez. Por ejemplo, la sospecha de que la realidad en la que el hombre se mueve no sea tal, sino una mera ilusión de los sentidos que nos aleja de lo real ha sido retornada por varias producciones cinematográficas. El argumento de la indistinción entre sueño y vigilia se refleja en la producción española de Alejandro Amenábar Abre los ojos. El director nos presenta el tormento en el que vive el protagonista incapaz de distinguir cuándo está viviendo y cuándo está soñando que vive. El argumento del genio maligno es actualizado en Matrix, producción que nos describe un mundo habitado por hombres que creyendo conocer a través de sus sentidos un mundo sensible, realmente sólo reciben impulsos eléctricos controlados por un poderosísimo sistema informático. Es decir, unos hombres a los que un genio maligno, reinterpretado como un inmenso ordenador, engaña, convirtiendo la realidad digital en la realidad que se impone y esconde la verdadera.


COMPARACIÓN DE PLATÓN CON Descartes


 Si queremos hacer la comparación de Platón con Descartes, se podría explicar que:


•  Los dos defiendían que el conocimiento es innato, aunque para Platón eso significa que las ideas las conoce mi alma desde antes de estar unida al cuerpo, mientras que parA Descartes significa que las ideas verdaderas son connaturales a mi razón, y por tanto por el mero hecho de usarla, van a surgir en mi entendimiento.


• Los dos defendían la dualidad del hombre, constituido de dos “mitades” absolutamente

heterogéneas, alma y cuerpo, y para ambos, el alma es el lugar donde “reside” la verdad y el cuerpo la fuente de nuestros errores; aunque difieren en la explicación que dan de ambos conceptos, el alma de Platón es de naturaleza ideal, divina dice él a veces, y preexiste a su uníón con el cuerpo, mientras que para Descartes, el alma es “pensamiento”, “cogito”, y no tiene realidad ni existencia separada del cuerpo.


• Los dos se inspiraron en las matemáticas para hacer su filosofía, pero los separan más

de 20 siglos de descubrimientos matemáticos, y por tanto, “sus matemáticas” son muy diferentes, Inspirada en la “matemática mística” de los Pitagóricos y la de geometría de Euclides la de Platón, mientras que la de Descartes se basa en el álgebra que desarrollaron los matemáticos islámicos medievales y que con tanto éxito están aplicando Descartes, Newton, Galileo y otros a la nueva Ciencia.


• A los dos podríamos calificar de “idealistas”, dado que reservan a las ideas el más alto

grado de veracidad y certeza, entre los distintos tipos de conocimiento que analizan. Pero la concepción de “idea” que nos presentan es completamente diferente, sobre todo porque para Platón las Ideas, o formas, tienen una “realidad separada”, una existencia real fuera de mí –de hecho, considera que son más reales que lo material-, mientras que para Descartes son, fundamentalmente, contenido mental, están en mi pensamiento.


• Ambos dos son autores “racionalistas” porque sostienen que es mediante la razón, y no

los sentidos, que vamos a alcanzar el conocimiento verdadero, pero de nuevo tenemos que destacar sus diferencias, porque para Platón, el conocimiento es recuerdo, que está enlazado con su versión del innatismo de las ideas, mientras que para Descartes es razonamiento -”las largas cadenas de razones simples y fáciles de los geómetras …” nos decía en el texto-.


Luego podríamos destacar algunas diferencias, como por ejemplo el uso que hace

Descartes de la idea de Dios (el ser perfecto), o la afirmación del hombre como el “cogito”, verdad absolutamente autoevidente, o el tema de la duda, tan carácterístico del pensador francés. Y la obsesión platónica por la política o el tono “místico” y metafórico que usa en sus alegorías, como la de la Caverna.


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