Agustin dipona

San Agustín de Hipona vivió durante los siglos IV y V d.C. Máximo representante de la Patrística (segundo etapa del pensamiento cristiano). Base doctrinal del cristianismo, combate las herejías, y elabora una única interpretación de la doctrina.

Si no hay una justicia basada en el cumplimiento de la ley de Dios, es imposible que se de una sociedad que busque el bien para todos, y si no existe esa sociedad no existe la política.

Ideas:

-Una sociedad será justa si en ella los ciudadanos cumplen la ley de Dios: cumplirla significa que los ciudadanos sean auténticos creyentes, y eso significa cumplir los mandamientos por amor a Dios y al prójimo como a uno mismo.
-Sino se da este tipo de sociedad no hay pueblo y no hay por tanto política.


Estructura:

-Tesis: donde no hay justicia entendida como que los ciudadanos cumplen la ley de Dios, no puede constituirse una sociedad que busca intereses comunes
-Definición de pueblo: grupo de hombres unidos para buscar un mismo fin o bien.
-Conclusión o consecuencia lógica: si no se da esta sociedad justa, donde se cumpla la ley de Dios, no se puede dar una sociedad basada en metas comunes, es decir, sin pueblo no se dará política.


Explicación de las ideas:

San Agustín expuso en su obra La ciudad de Dios, a la que pertenece este fragmento una interpretación teológica de la historia. En ella se nos presentan dos ciudades: civitas Dei, generada por el amor del hombre a Dios, y civitas terrena, generada por el amor del hombre a si mismo. La primera representa el elemento espiritual y la segunda el material, la vida eterna y el bienestar temporal.

Ambas se entrecruzan y mezclan, es decir conviven en el seno de una misma comunidad. Así existe una comunidad espiritual, según la ley de Dios, que será el orden, el ideal, la comunidad justa; y la material, contra la ley de Dios, que será el caos, el instinto.

Tanto Iglesia como Estado pueden alinearse a un lado o a otro, pues en cada uno de ellos, hay elementos de ambas ciudades. Sien embargo la Iglesia debe ser mentora de la sociedad y el Estado, para vigilar y encaminar a los hombres a la salvación. Si la autoridad civil, perteneciente a la Civitas terrena, adquiere el espíritu cristiano se conseguirá una sociedad basada en el amor y en ella estará siempre presente la voluntad divina, por lo tanto esta sociedad será justa.

Agustín concluye que siempre la civitas terrena perecerá y saldrá vencedora la civitas Dei, en virtud del amor de Dios, pues este es inmortal y la victoria debe ser de Dios.


Filósofo inglés, perteneciente a la filosofía medieval (ss. XIII y XIV). Estudió en Oxford. Cambia el sentido anterior sobre la relación fe-
razón, no buscando su unificación sino defendiendo la independencia que deben tener una respecto de la otra.

La no autoridad del Papa sobre los derechos legítimos de emperadores, reyes y demás fieles e infieles.

Ideas:

-Se debe respetar las sentencias del Papa excepto cuando se sobreponen a los derechos legítimos
-Esos derechos existieron antes de la ley evangélica y son inalterables.
-La sentencia papal se anula si actúa contra esos derechos legítimos.

Estructura:

-Tesis: la potestad del Papa escapa al ámbito de reyes, fieles e infieles.
-Razones: los derechos legítimos de cada individuo son anteriores a todo derecho anterior, por ello el Papa no puede alterarlos con el poder que le otorgó Cristo, porque esos derechos son anteriores al propio cristianismo y la Iglesia.
-Conclusión: cada vez, por tanto, que el Papa, altere esos derechos sin causa, esa acción será nula. El Papa no tiene poder ni potestad para intervenir en ese campo.

Explicación de las ideas:

Ockham fue capaz de resolver el problema entre fe y razón. La cuestión no era intentar conciliarnos, como había tratado Santo Tomás, sino todo lo contrario, ya que ambos eran diferentes debían permanecer cada uno por su lado.

Guillermo parte de lo siguiente, el hombre posee dos formas de conocimiento, intuitivo y abstractivo. El primero nos muestra la realidad de forma clara y el segundo es el fruto de una abstracción que la mente realiza. Por tanto, toda forma de conocimiento se inicia con la experiencia sensible, pues es lo primero que nos encontramos en el mundo. Como la única fuente fiable de conocimiento es la experiencia sensible, y esta solo puede centrarse sobre cosas naturales, cualquier otra realidad como la fe y sus elementos que transciendan ese mundo sensible escapa a nuestra razón.

Ockham concluye que donde hay fe no puede haber razón y donde hay razón no puede haber fe. Si algún elemento de fe pudiera ser explicado racionalmente, dejaría de ser un elemento de fe. Esta separación de fe y razón se extiende también al plano político, en una época en la que el Papado era un reino más con territorios y ejército, pero dirigido por el lugarteniente de Dios en la Tierra. ¿Era justo entonces, que el Papado utilizara el poder, algo material y terreno, lejano a la naturaleza divina, en aspectos externos a la religión, en nombre de Dios?
Ockham se oponía a ello, y propuso una fe perteneciente a la libertad individual en la que el Papado no estaba legitimado a entrometerse con criterios religiosos y mucho menos a entrometerse en el plano político, como hace referencia el texto.

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