Ética Platónica: El Intelectualismo Moral y la Búsqueda de la Justicia
La ética platónica se fundamenta en el intelectualismo moral, un concepto que Platón adopta de su maestro Sócrates y aplica al terreno de la política. De este modo, la propuesta de un gobierno de filósofos se erige como la aplicación directa del intelectualismo moral al ámbito político. Según esta premisa, solo pueden ser individuos justos y buenos aquellos que saben en qué consisten la Justicia y el Bien. Por consiguiente, únicamente los filósofos están capacitados para ser los gobernantes perfectos, ya que la filosofía es el único saber que proporciona el conocimiento de las esencias de la Justicia y del Bien.
La Felicidad como Bien Supremo
La ética se ocupa del máximo bien humano, es decir, de la felicidad del individuo. Según el planteamiento de Sócrates y Platón, para alcanzar una vida buena y feliz, es imprescindible preguntarse qué son la bondad o la felicidad, pues solo así podrán ser conseguidas por cualquiera que las busque.
Rechazo al Relativismo Sofista y la Concepción Absolutista de los Valores
Tanto Platón como Sócrates rechazan categóricamente el relativismo de los sofistas. Esta corriente defendía que las leyes, la política y la moral son producto de convenciones humanas (pactos) que se establecen en un momento histórico determinado. De este modo, lo que se considera bueno o malo, justo o injusto, no sería algo universalmente válido, sino que dependería de cada pueblo o de cada época.
En contraposición, Platón y Sócrates defienden el intelectualismo moral y sostienen una concepción absolutista de los valores. Para ellos, el Bien, la Justicia y la Virtud son Ideas y, por tanto, son objetivas, universales y accesibles a la razón. Además, el conocimiento de lo bueno es suficiente para obrar con rectitud, logrando así la felicidad.
La Vida Buena y las Necesidades Humanas
Pero, ¿en qué consiste la vida buena y feliz? Consiste en poseer todos aquellos bienes que satisfagan nuestras necesidades o intereses. Platón identifica tres tipos fundamentales de necesidades:
- Necesidades económicas: Relacionadas con el alimento y la reproducción.
- Necesidades de defensa: Vinculadas a la protección de la ciudad.
- Necesidades de gobierno: Que atienden al comportamiento adecuado de los individuos entre sí y con otras ciudades.
La Ciudad Justa y la División Social Platónica
Platón considera que los ciudadanos se encuentran mejor dotados que otros para ejercer ciertas funciones. Por ello, según la habilidad que domine en cada uno, podrá atender a una necesidad social u otra. Así, el filósofo distingue tres grupos sociales fundamentales:
- Artesanos o Productores: Atienden las necesidades biológicas de la ciudad (alimento, vestimenta, etc.).
- Soldados o Guardianes Auxiliares: Defienden la ciudad de enemigos externos y hacen cumplir las leyes internas.
- Gobernantes o Filósofos-Reyes: Son quienes conocen las Ideas y, por tanto, los adecuados para implantar la justicia y gobernar con rectitud.
Para que la ciudad sea justa y haga felices a sus ciudadanos, cada grupo debe poseer la virtud que corresponda a sus aptitudes:
- Los productores y artesanos deben poseer la templanza o moderación.
- Los soldados deben poseer la fortaleza y el valor.
- Los gobernantes deben poseer la sabiduría y la prudencia.
Cuando cada grupo social cumpla adecuadamente su función, se alcanzará la justicia en la ciudad.
La vida del individuo solo tiene sentido en sociedad, ya que el ser humano no es autosuficiente y necesita cooperar para cubrir sus necesidades básicas y todo lo necesario para vivir bien. Por esta razón, Platón supedita la política a la ética, organizando a los individuos en clases sociales según la naturaleza de su alma. De este modo, distingue en el alma tres partes:
La Teoría Platónica del Alma Tripartita
Platón postula que el alma humana se compone de tres partes, cada una asociada a una función y virtud específica:
Alma Concupiscible
Es la parte irracional del alma, la más ligada al cuerpo. En ella se encuentran los placeres sensibles y los apetitos (sexuales, de fama y de riqueza). Se sitúa en el abdomen y es la predominante en los productores y artesanos, quienes deben cultivar la templanza y la moderación.
Alma Irascible
También es irracional y constituye la fuente de las pasiones y emociones humanas. Busca el reconocimiento y los honores. Se sitúa en el pecho y es la propia de los soldados, quienes deben poseer la valentía y la fortaleza.
Alma Racional
Es la parte superior del alma, inmortal y divina. A través de ella alcanzamos el conocimiento y la vida buena. Se sitúa en la cabeza y es la predominante en los gobernantes, quienes deben poseer la sabiduría y la prudencia.
El Mito del Carro Alado: Una Alegoría del Alma
Platón ilustra la naturaleza del alma a través del célebre Mito del Carro Alado. En esta alegoría, el alma es comparada con un carro tirado por dos caballos y guiado por un auriga, que se mueve en el Mundo de las Ideas. Si el auriga (la razón) controla a los dos caballos (el alma irascible y la concupiscible), el alma se pasea por el Mundo Inteligible y contempla las Ideas.
Sin embargo, una falta de dominio de los caballos hace que el auriga pierda el equilibrio, el carro pierda sus alas y caiga al mundo sensible. El alma caída, sin alas, se siente aprisionada en el cuerpo y busca purificarse, a través del conocimiento, para volver a contemplar las Realidades en Sí o Ideas.
Este mito es fundamental para comprender varios aspectos de la filosofía platónica:
- La concepción tripartita del alma.
- El dualismo antropológico (el ser humano compuesto de cuerpo y alma).
- La teoría de la reminiscencia (conocer es recordar), que postula que el alma, mientras vivía en el Mundo Inteligible, contempló las Ideas, pero al encarnarse en un cuerpo, las olvidó, quedando solo un recuerdo confuso y borroso. La intervención de un maestro puede, posteriormente, ayudar a recordar ese conocimiento olvidado.
Conclusión: La Armonía entre Ética y Política en Platón
Como conclusión, Platón plantea que para que los ciudadanos sean buenos y felices, deben vivir en una ciudad justa. Esto se logra cuando cada individuo desempeña la función para la que está mejor dotado:
- Aquellos en los que predomina el apetito deben dedicarse a la producción.
- Aquellos en los que abunde el valor y la fuerza deben proteger la ciudad.
- Y los mejor dotados de razón deben gobernarla.
La razón, al poseer los principios más acertados, es la facultad que logra saber qué es la bondad y, por tanto, puede juzgar la bondad o maldad de cada acción, garantizando así la armonía y la justicia en la polis.