Conceptos Fundamentales del Pensamiento Marxista
Infraestructura y Superestructura: La Base de la Sociedad
La infraestructura, según Karl Marx, se refiere al nivel económico de una sociedad. Comprende los modos de producción, los recursos naturales disponibles y la fuerza de trabajo. Es la base material sobre la que se erige toda la organización social.
La superestructura se asienta directamente sobre la infraestructura y es creada por la clase dominante, es decir, los propietarios de los medios de producción. A menudo, funciona como una «falsa conciencia» para el proletariado, la clase explotada por su trabajo. Los obreros tienden a considerar que su pensamiento y sus formas de percibir la realidad son algo natural e inherente a ellos, cuando en verdad son una consecuencia directa de la estructura económica y social en la que viven. Por esta razón, creen que su situación de alienación es una condición natural.
La Plusvalía: El Corazón de la Explotación Capitalista
En el sistema capitalista, el trabajador vende su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Sin embargo, los beneficios generados por ese trabajo van directamente al propietario de los medios de producción. Este fenómeno se explica porque en el capitalismo predomina la ley de la oferta y la demanda, lo que permite al propietario vender las mercancías a su discreción, mientras que el trabajador tiene la opción de firmar o no un contrato (este es un punto de partida que Marx toma del economista David Ricardo para su propio desarrollo teórico).
Marx identifica una contradicción en el análisis de Ricardo, argumentando que el modo real de obtener el beneficio no es el que este señala. Para Marx, el beneficio proviene de la venta de la fuerza de trabajo del obrero como una mercancía, la cual es utilizada para producir un objeto con un «valor de uso».
¿Cómo se convierte la fuerza de trabajo del trabajador en una mercancía? Consideremos una jornada laboral de ocho horas. Para satisfacer sus necesidades básicas, el trabajador solo necesita, hipotéticamente, dos horas de trabajo. Las seis horas restantes, al haber sido vendidas al propietario, significan que este último es también dueño de la fuerza de trabajo del obrero durante ese tiempo. En esas seis horas adicionales, el trabajador produce un valor superior al que el propietario le ha pagado por su fuerza de trabajo.
La plusvalía se genera precisamente en la diferencia entre la valoración que el capitalista hace de la fuerza de trabajo y el valor de las mercancías que se producen durante el tiempo empleado en el trabajo. Es decir, es la disparidad entre el valor de la fuerza de trabajo pagada y el valor de las mercancías producidas. Las mercancías elaboradas generan al propietario más beneficios que el capital invertido en pagar la fuerza de trabajo que las produjo. De ahí el término «plusvalía»: «plus» significa «más», y «valía» se refiere a «valor».
El Capital: Dinero en Movimiento y Generador de Valor
El obrero produce mercancías en un tiempo que excede lo necesario para satisfacer sus propias necesidades, un tiempo en el que ha vendido su fuerza de trabajo al propietario. Estas mercancías alcanzan su máximo grado de desarrollo cuando el dinero invertido para producirlas se transforma en capital.
La fórmula del capital se representa comúnmente como D-M-D’ (Dinero-Mercancía-Dinero incrementado). Esto significa que, con el dinero invertido (D), se adquieren mercancías (M) que, al ser transformadas y vendidas, generan una cantidad de dinero mayor (D’), lo que constituye el capital.
Dentro del capital, se pueden distinguir dos componentes principales:
- El capital constante: Es el capital invertido en los medios de producción (maquinaria, materias primas, edificios). Su valor se transfiere al producto elaborado sin crear nuevo valor.
- El capital variable: Es el capital invertido en pagar la fuerza de trabajo. Se denomina «variable» porque el valor de este capital aumenta en el proceso de trabajo al crear la plusvalía.
(Nota: En el pensamiento marxista, el concepto de capital se vincula estrechamente con las etapas históricas de la humanidad, donde cada modo de producción genera formas específicas de acumulación y relación con el capital.)
El Trabajo y la Alienación: La Esencia del Humanismo Marxista
El planteamiento de que el ser humano es el conjunto de las relaciones sociales de una determinada época nos lleva a considerar dos aspectos fundamentales:
- El sentido del humanismo marxista.
- La cuestión de cómo y desde dónde explicar —mediante una teoría científica— la teoría de la sociedad y de la historia, es decir, el problema del materialismo histórico.
Esta es la tesis central de todo el pensamiento de Marx. Su obra Manuscritos económico-filosóficos de 1844 ya muestra esta idea, que posteriormente sería desarrollada de forma más elaborada en el primer volumen de El Capital. Marx sostiene que el ser humano se realiza como tal en el trabajo, a través de la actividad que implica la transformación de la naturaleza y, en consecuencia, de sí mismo.
Esta postura lleva a Marx a considerar al hombre como un ser activo, y como tal, el arquitecto de la historia. Por ello, Marx ve la necesidad de analizar la historia y los procesos económicos específicos de cada época, en los que el hombre ha sido el protagonista y el creador. Tras un exhaustivo análisis de dichos procesos históricos, Marx llega a la conclusión de que el hombre no se ha realizado plenamente mediante el trabajo; al contrario, ha sucedido lo opuesto: el hombre se ha «alienado».
En un primer sentido del humanismo dentro del marxismo, el marxismo es una crítica y una lucha contra la alienación del hombre, cuyo fin último es acabar con su explotación.