Totalitarismo, Filosofía y el Mal Radical de Arendt

Arendt y el Camino al Totalitarismo

Los campos de concentración representan el triunfo de la dominación total de los regímenes totalitarios. Pero antes de eso, el camino hacia el dominio sigue un proceso descrito por Arendt:

Los Tres Pasos hacia la Dominación Total

  1. Matar a la persona jurídica: anular al individuo como ciudadano sujeto de derechos, situarlo fuera de la ley. Durante las entreguerras se privó a grandes grupos de población el “derecho a tener derechos”. Es importante destacar que este paso puede darse dentro de democracias occidentales. No es algo privativo del régimen totalitario, pero puede ser la antesala de su triunfo.
  2. Asesinar a la persona moral: conlleva acabar con todo resto de solidaridad humana y lograr una sociedad de complicidad violenta. Este paso implica la creación de condiciones por las cuales la conciencia deja de ser la regla para medir nuestras actuaciones, y hacer y operar por el bien es casi imposible.
  3. Destruir la individualidad: se produce la destrucción de la singularidad humana, la aniquilación de toda individualidad, la transformación de los individuos en “especímenes del animal humano”. Los campos de concentración cumplen un papel fundamental, son los “laboratorios donde se ensayaron con éxito los cambios en la naturaleza humana”, y son la verdadera institución central del poder totalitario.

El Proyecto Ilustrado y la Filosofía Posterior

La Ilustración y los Derechos

La Ilustración apostó por la razón, la ciencia y la educación para hacer una sociedad más libre e igualitaria. Pero los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que inspiraron las Revoluciones burguesas de 1830 y 1848, excluyeron a la mujer. La reivindicación de sus derechos originó la primera ola de feminismo, con Olympe de Gouges y Mary Wollstonecraft, cuya lucha continuó en el siglo XIX con las sufragistas, como Harriet Taylor Mill o Emmeline Pankhurst.

Desarrollos Filosóficos Post-Kantianos

En filosofía, Kant encarna los ideales ilustrados: revisa la tradición, integra racionalismo y empirismo, impugna la metafísica y pone a la religión dentro de los límites de la razón. Tras él se suceden variedad de propuestas en torno al proyecto moderno ilustrado, unas para continuarlo, otras para romper con él.

Idealismo y Positivismo

Entre las primeras está el idealismo de Fichte, Schelling y Hegel, que identifica realidad e idea, y elimina la distinción entre fenómeno y noúmeno. También el positivismo de Comte, para quien solo vale el conocimiento científico.

Neopositivismo y Filosofía Analítica

Este, en el siglo XX, inspira al neopositivismo (Schlick, Ayer, Carnap), que niega el sentido de los enunciados metafísicos e incorpora la lógica simbólica a su análisis, y a la filosofía analítica (Wittgenstein y Russell), que realiza un giro lingüístico en la filosofía: sus problemas son en realidad problemas del lenguaje.

Irracionalismo y Maestros de la Sospecha

En la línea rupturista sobresale el irracionalismo de Nietzsche, que critica la tradición por despreciar la vida y los instintos, y propone una transvaloración. También Freud destaca el elemento irracional, inconsciente. Ellos y Marx son, para Ricoeur, los maestros de la sospecha, por cuestionar la razón y destapar los condicionamientos del sujeto. Así, Marx, que invierte el sistema hegeliano, critica una falsa conciencia bajo elementos económicos e ideológicos.

Corrientes Filosóficas del Siglo XX y el Feminismo

Existencialismo y Pensamiento Español

Frente a la despersonalización del idealismo y del marxismo, Kierkegaard reivindica al individuo. Inspira en el siglo XX a los existencialistas (Heidegger, Sartre), que, cada uno a su modo, abordan la existencia individual y concreta como proyecto, destacando la libertad. Esta corriente influye en Unamuno y Ortega y Gasset, con su perspectivismo y raciovitalismo. Influenciada por este está la Escuela de Madrid, con Zubiri o María Zambrano y su razón poética.

Teoría Crítica: Arendt y la Escuela de Fráncfort

Desde el pensamiento crítico, Arendt, de raíces existencialistas, aspira a comprender el totalitarismo (banalidad del mal) y la sociedad de masas. También la Escuela de Fráncfort, pero desde un enfoque marxista y freudiano. Su primera generación (Horkheimer, Adorno) critica el positivismo, la razón científico-técnica y el capitalismo industrial. La segunda (Habermas, Apel) apuesta por renovar el método de las ciencias sociales y el proyecto ilustrado con una razón dialógica.

Filosofía Posmoderna

Más crítica con el proyecto ilustrado es la filosofía posmoderna (Foucault, Deleuze, Derrida, Vattimo, Lyotard), que lo ve como el fin de la cultura occidental. Recogiendo aportaciones de la filosofía de la sospecha y de Heidegger, sostiene que sus ideales no tienen sentido, hay una pérdida de fundamentos. La solución es un pensamiento alternativo que recurre a instancias distintas a la razón.

El Feminismo en el Siglo XX

Por otro lado, el feminismo cobra fuerza a mediados del siglo XX. De Beauvoir, desde el existencialismo y el marxismo, dice que «la mujer se hace, no nace»; se ha estereotipado el «concepto-mujer». Judith Butler, ideóloga de la teoría queer, afirma que la identidad de género es una construcción social. Luego hay evolución respecto a la primera ola, centrada en los derechos político-sociales.

El Mal Radical de Arendt y su Relevancia Actual

El totalitarismo ha planteado una ruptura antropológica al hacer realidad en los campos la aparición del mal que Arendt denomina «mal radical». El horror no se encuentra en la ideología nazi o en un poder extremo, sino en que un régimen político ha hecho posible que los individuos sean superfluos y sustituibles unos por otros. Ese «mal radical» es un intento de erradicar el concepto de ser humano. No podemos comprenderlo, no es punible ni perdonable, pues escapa a los parámetros que utilizamos habitualmente, cuando tratamos de buscarle explicación mediante motivaciones malignas, de odio o deseo de poder. No podemos entenderlo, pero sí ser conscientes de esas tendencias presentes en las sociedades que pueden facilitar la aparición de ese mal, esa tentación de hacer de los individuos seres superfluos, algo que la historia posterior a la Segunda Guerra Mundial no ha parado de mostrarnos. En este sentido, el aislamiento, el conformismo, la complicidad frente a la violencia, la indiferencia hacia lo público o el imparable desarraigo de grandes masas de población son asuntos que Arendt detecta como el principio del camino hacia la dominación total y por ello nos pone en alerta.

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