El Deporte en la Encrucijada del Género: Viejos Prejuicios y Nuevos Debates
Hoy en día, el pensamiento y la idea de Pierre de Coubertin aquí mencionados se alejan de nuestra realidad ideológica: nadie afirmaría algo así a fecha de hoy; es una aberración infundada. Sin embargo, otros pensamientos, con más o menos acierto, siguen vigentes, afirmando que la discriminación en el deporte existe.
Participación, Percepciones y Estereotipos de Género
La Brecha Numérica y las Elecciones Deportivas
La incorporación numérica de las mujeres en el deporte todavía es menor que la de los hombres hoy en día. ¿Pero es eso realmente relevante? ¿A qué se debe?
El ratio de mujeres y hombres dependerá bastante del deporte y la disciplina. Por ejemplo, como dato, en el ajedrez, de los 100 primeros jugadores solo se encuentra una mujer, en la posición 48 del ranking. Pero si eligiésemos otro deporte socialmente (y erróneamente) ligado a las mujeres, ocurriría lo contrario. Es notable el bajo número de varones practicantes de deportes como el ballet o la natación sincronizada, infinitamente menor que el de las mujeres. Existen diversas opiniones al respecto: hay quien piensa que es porque no atrae a los varones, porque no destacan en dichos deportes, o porque tradicionalmente están ligados al sexo opuesto…
Personalmente, aunque las opiniones anteriores puedan tener parte de razón, todavía hoy en día algunos varones pueden verse coaccionados a no realizar un deporte que les gustaría practicar por opiniones externas, comentarios de familiares o amigos, o estereotipos sobre dicho deporte. En el ballet, son pocos los hombres que logran destacar. Evidentemente, nadie le prohíbe nada a nadie, pero los individuos pueden verse influenciados por prejuicios sociales aún patentes. Algo similar ocurriría con las mujeres y los deportes considerados “claramente masculinos”, pero su decisión dependerá de su fuerza de voluntad y de que no les importe la reacción de personas externas.
El Temor a la «Masculinización» y la Presión Social
Volviendo al tema de Coubertin, sus afirmaciones recuerdan vagamente a las que usualmente escuchamos quienes estamos inmersos en el mundo del entrenamiento en gimnasios, ya sea enfocado a la salud, la hipertrofia, o disciplinas como la halterofilia, el culturismo, el CrossFit, etc.
Y es que la mujer que acaba de empezar en el gimnasio a entrenar suele advertir: “no quiero ponerme como un hombre”, “solo quiero tonificar”…
La opinión de la sociedad condiciona la decisión de la mujer que opta por apuntarse al gimnasio o practicar ciertos deportes, asumiendo que se va a poner “como un hombre”; esto, a su vez, presupone que tener músculos implica una pérdida de feminidad. La opinión social es crítica con determinados deportes, estereotipándolos e incidiendo en que, si la mujer decide practicarlos, pierde su feminidad y su cuerpo se masculiniza.
Hacia la Equidad Deportiva: Propuestas y Desafíos
Medidas de Igualación y Deportes Mixtos
Algunos autores proponen medidas de igualación, fácilmente rebatibles y polémicas, con el fin de crear una paridad que podría revertir la situación. Por ejemplo, Jane English propone la creación de deportes solo para mujeres, acordes a las capacidades propias de estas. Esta propuesta podría tildarse de segregacionista y, a mi parecer, resultaría incoherente.
Otra propuesta sería hacer los deportes mixtos, pero esto podría causar una grave desigualdad, ya que es prácticamente imposible competir en igualdad de condiciones en muchos casos. El sexo masculino, por ejemplo, posee generalmente mayor fuerza, y en deportes de contacto esto se notaría bastante. Sin embargo, no veo inconveniente en hacer mixtos aquellos deportes donde la fuerza no prima o no es tan relevante. Sin duda, habría que estudiar cada deporte y comprobar la viabilidad de hacerlo mixto.
Oportunidades para Talentos Excepcionales
Lo que sí defendería encarecidamente es que aquellas mujeres (o “supermujeres”) con cualidades físicas y deportivas extraordinarias, que las sitúan muy por encima de sus rivales femeninas, tengan la oportunidad de incorporarse a equipos o campeonatos masculinos si así lo desean.
Identidad de Género y Competición: El Debate Actual
La Influencia de la Ideología de Género
En los últimos años, se ha ido perfilando una ideología que actualmente se está implantando y que no queda exenta de polémica: la ideología de género.
Simone de Beauvoir ya perfilaba lo que resumiría este concepto en su afirmación: “No se nace mujer, se llega a serlo”. Y es que la ideología de género, explicada en rasgos generales, se presenta como una categoría de análisis que “tiende a cancelar las diferencias entre hombre y mujer, consideradas como simple efecto de un condicionamiento histórico-cultural. En esta nivelación, la diferencia corpórea, llamada sexo, se minimiza, mientras la dimensión estrictamente cultural, llamada género, queda subrayada al máximo y considerada primaria”.
De esta manera, algunas personas que, aunque tengan sexo biológico masculino, se consideren mujer, podrían participar en campeonatos femeninos. El problema surge cuando estas personas despuntan y ganan con notable diferencia debido a motivos hormonales y biológicos. La pregunta resultante es: ¿qué pesa más en la construcción de la identidad sexual de un ser humano en el contexto deportivo, lo biológico o lo social?
En lo que al deporte se refiere, sin duda, lo biológico. Al menos, esa es mi opinión. En otros aspectos de la vida, la autopercepción es totalmente respetable e incluso irrelevante para terceros, pero en competiciones donde las condiciones biológicas de una persona pueden situarla por encima del resto, no es así.
El Desafío de la Intersexualidad en el Deporte
Clasificación y Consideraciones Éticas
Un caso distinto es el de las personas intersexuales (un término más actual que «hermafroditas»), que por una condición natural poseen características biológicas tradicionalmente asociadas a ambos sexos. Estas personas, si desean competir en deportes, deben ser clasificadas en competiciones masculinas o femeninas, lo cual no es tarea fácil.
En primera instancia, la sospecha o acusación de intersexualidad plantea un problema moral por varias razones:
- La solución que ofrece la ciencia no siempre es concluyente.
- La biología no siempre sitúa al hombre o la mujer en categorías estancas; a menudo son categorías con gradaciones.
- Es controvertido el uso actual de la genética para efectuar los tests de sexo en el deporte, y más aún si se realizan sin consentimiento.
Efectivamente, en algunos sujetos, la sospecha de intersexualidad y la realización de tests de sexo sin consentimiento pueden ser desagradables y traumáticas, sobre todo para los individuos que han sido identificados con esta condición. Por otra parte, no abordar estas situaciones puede suponer una ventaja competitiva para la persona frente al resto de participantes, debido a, por ejemplo, niveles de testosterona significativamente más altos en comparación con otras atletas femeninas.
¿Cómo clasificar a estas personas? La pregunta es de difícil respuesta, ya que sus niveles hormonales, por ejemplo, podrían no permitirles estar a la altura de las marcas masculinas, pero sí colocarlas en ventaja respecto a las deportistas femeninas. ¿Cuál sería la solución más justa? Se podría plantear un campeonato para personas intersexuales, pero resultaría inviable por el escaso número de deportistas con esta condición.