Sociedad ilustrada

Pregunta 1

Contexto histórico: desde el 479aC, tras las Guerras Médicas, Atenas empezó a vivir su periodo

de máximo esplendor económico, político y cultural con el Estado de Pericles. Sin embargo, el

inicio de la Guerra del Peloponeso en la que fue vencida por Esparta puso fin a su etapa de

esplendor. Platón nacíó el 427aC, cuatro años después de que se iniciara la Guerra del

Peloponeso. Al acabar esta, el régimen democrático fue sustituido por el autocrático de los

Treinta Tiranos donde participaron algunos parientes de Platón. Sin embargo, un año después

se volvíó a restaurar la democracia. Aunque las cosas ya nunca fueron para Atenas como antes,

algo que quedó demostrado en la batalla de Queronea donde Macedonia la vencíó, dejándola

bajo su dominio. Por tanto, Platón desarrolla su existencia en una época cargada de acontecimientos históricos convulsos de manera que su filosofía es, en parte, la respuesta a la decadencia y el desorden que le tocó vivir.


Contexto filosófico: este texto pertenece a «La República», una obra que se sitúa en la etapa de

madurez del autor y que recoge su pensamiento filosófico casi en su totalidad: su ontología, su

gnoseología, su antropología y su teoría social y política. En las tres primeras influyeron

Heráclito, Parménides, Pitágoras y Sócrates. De Heráclito tomó la idea del mundo sensible como algo sujeto al cambio y al movimiento, donde todas las cosas nacen y perecen. De Parménides adoptó las carácterísticas fundamentales del mundo inteligible:
Las Ideas, que son perfectas, eternas e inmutables como el Ser lo es para Parménides. De Pitágoras aprendíó su visión dualista de la naturaleza humana y su admiración por las matemáticas, cuyos objetos se encontraban para Platón en el mundo inteligible. Sócrates le llevó tras la pista de las Ideas, las cuales surgen con la hipostasiación de los conceptos socráticos donde veía el objeto de la ciencia (episteme).

En su teoría social y política tomó de Sócrates la idea de que solo los honestos y los que no saben

deben gobernar y por tanto la democracia no es un sistema deseable; y su desprecio de la

sofística, cuyos principios supónían para él la corrupción de toda sociedad sana.

En suma, Platón podría haber dicho, como Newton haría siglos después, que «se había apoyado

en hombros de gigantes».


Este texto solo puede entenderse conociendo la filosofía de Platón, sintetizada de la siguiente

forma: 

I. Ontología y epistemología 

 La Teoría de las Ideas constituye el eje de su especulación ya que con ella trató de dar respuesta a numerosos problemas filosóficos.

Platón lleva a cabo una división en la realidad. Por un lado, el mundo de las Ideas o inteligible

(invisible, perfecto, inmutable y eterno donde la mayor dignidad la ostenta la Idea del Bien en

Si); por otro lado, el mundo sensible (ofrecido por los sentidos, con entidades mutables,

provisionales e imperfectas). Para Platón el mundo sensible es menos real que el inteligible, que

representa la auténtica realidad.

La relación entre ambos la concibe como una «imitación» del segundo respecto del primero. En efecto, el mundo visible proviene y está hecho de materia, cuya determinación es obra del «Demiurgo», que imprime formas a la materia teniendo como modelo las Formas del mundo inteligible. En resumen, hay un modelo (las Ideas), una copia (mundo sensible) y un artífice que realiza las copias.

Mientras las entidades del mundo sensible las conocemos por medio de los sentidos (conocimiento sensitivo que constituye la doxa, dividida en eikasía – imaginación – y pístis -creencia-), las entidades del mundo inteligible las conocemos mediante la razón (diánoia – la

discursiva – y la nóesis – la intuitiva -, constituyendo la suma de ambas la episteme). La episteme

se identifica con la «dialéctica», que es el conocimiento del mundo trascendente, de su estructura y las relaciones que existen entre las diversas Ideas. Hay otra vía para conocer el mundo inteligible:


la metempsicosis ya que Platón considera que el alma, antes de alojarse en

un cuerpo, viaja al mundo de las Ideas y traba conocimiento de aquel, conocimiento que olvida

al reencarnarse pero que recupera paulatinamente, por lo que consiste también en recordad («teoría de la reminiscencia'»‘).

II. El mito de la caverna

Se expone en el libro VIl de «La República» y Platón lo utiliza para expresar alegóricamente su pensamiento ontológico y la misión de la filosofía.

El filósofo tiene como misión liberar al hombre del mundo de las apariencias y conducirlo al verdadero ser. Este no es precisamente el mundo real, espacial y temporal puesto que este es tan solo imagen. El verdadero mundo es el de las Ideas. Una primera copia de él corresponde a

los objetos que se movían llevados por hombres tras el muro que se encontraba detrás de los cautivos, el mundo temporal y espacial. Una copia de este también se corresponde con la sombra de la pared, el mundo de la imitación, el arte.


III.. Filosofía Política.

La armónía del mundo inteligible pude ser reflejada en el mundo sensible con una sociedad perfecta, justa y armónica; para lo que se deben dar tres condiciones:

A) Cuenta con una acertada división social y se dan las relaciones apropiadas dentro de aquella

Para él la sociedad perfecta se divide en dos clases la de los trabajadores y la de los guardianes.

La primera está subordinada a la segunda y dentro de esta los soldados está supeditados a los gobernantes (incluidos los filósofos). Para Platón esta sociedad refleja fielmente la naturaleza humana.

b) Cada parte del todo social hace lo que le corresponde y lo hace competentemente. Esto se da cuando los gobernantes son prudentes, los soldados valientes y los productores moderados, es decir, cuando cada parte realiza lo que le concierne competentemente.

c) Se distribuye correctamente a los individuos en el entramado social. En la sociedad modélica, donde está ausente la institución de familia, es el Estado el que tiene la misión de educar a los niños. La finalidad del sistema educativo consiste en conocer la personalidad de cada sujeto, de manera que el Estado lo destine posteriormente, dentro del entramado social a la posición que más se le adapte.

Por último, su proyecto de sociedad perfecta podía realizarse, en gran medida, si se persuadía en algún lugar a un poderoso gobernante, lo que revela que Platón no tenía una mentalidad totalmente utópica.

Por último, su proyecto de sociedad perfecta podía realizarse, en gran medida, si se persuadía en algún lugar a un poderoso gobernante, lo que revela que Platón no tenía una mentalidad totalmente utópica.


efectuará esta relación con el filósofo alemán Nietzsche, la máxima figura representativa del vitalismo, un movimiento filosófico que, aunque nace y se desarrolla en la segunda mitad del Siglo XIX (periodo marcado por el positivismo que ve a la ciencia como único modelo válido para el conocimiento la ciencia), se extiende hasta bien entrado el Siglo XX. El vitalismo ve la vida como un objeto de conocimiento y un valor, es decir, la filosofía debe profundizar cognoscitivamente en él, exaltarlo y estimularlo, o sea, incitar a vivir. Hay que entender la crítica de Nietzsche a la cultura occidental, desde esos parámetros en tanto aquella ha supuesto en su desarrollo la negación de los mismos. En ese sentido, destaca la crítica que dirige a la metafísica tradicional.

Vamos con ello.

Para Nietzsche, la tradición filosófica occidental es, a partir de Platón, dualista, puesto que ve dos planos en la realidad: mundo sensible y suprasensible; metafísica, ya que identifica en el suprasensible un plano no físico; e idealista ya que ha valorado, sobre todo, ese plano no físico. Veamos esto con mayor detalle.

La ontología tradicional, de raíces platónicas, ha tenido una concepción estática del ser: el verdadero ser es eterno e inmutable. Dado que el mundo sensible está sujeto al cambio y el movimiento, debía existir un ámbito no visible que fuese el reino de todas las cosas eternas e

inmutables (mundo de las Ideas o inteligible). Este último era el auténticamente real mientras que el sensible es menos real. Según Nietzsche, el cristianismo encuentra en la filosofía de Platón un apoyo para su idea de un «Más Allá» y en su antropología un soporte para su concepción de una vida ultraterrena. De modo que para Nietzsche el platonismo es «la metafísica del cristianismo» o «un platonismo para el pueblo».


Nietzsche censura la ontología tradicional porque le proporciónó al cristianismo su base filosófica y este es nihilista ya que, al proclamar que la verdadera vida es la de ultratumba y el verdadero mundo es el «Más Allá» niega el mundo y la existencia terrenales, los cuales son los únicos existentes. En suma, el cristianismo es nihilista porque no opta por el ser y la voluntad de vivir.

Según Nietzsche, la asociación del Nihilismo filosófico y el judeocristiano ha sido determinante para el devenir de Occidente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *