Ética de Nietzsche

Siguiendo A Whitehead, podríamos afirmar que toda la filosofía occidental se reduce a un Conjunto de notas a pie de página del pensamiento de Platón. Aunque resulta, Evidentemente, una exageración, es cierto que el pensamiento de nuestro autor Está presente de una u otra forma en todos los pensadores posteriores y que Toda la historia del pensamiento occidental puede ser interpretada como un Enfrentamiento entre el idealismo, sistematizado por nuestro autor, y el Materialismo, desarrollado en sus distintas versiones ya desde su discípulo Aristóteles.

Por Ello, resulta fácil relacionar a Platón con casi cualquier filósofo posterior. Entre los máximos representantes de la filosofía contemporánea, con el que ha Mantenido un enfrentamiento más claro y directo es con Nietzsche.
Este será el Autor con el que compararemos el pensamiento de Platón.

Nietzsche Es uno de los principales representantes de la llamada “filosofía de la Sospecha”, que cuestiona el supuesto básico de la filosofía racionalista Inaugurada ya por Parménides, de la consciencia o el sujeto cognoscente Racional. Los autores que pertenecen a esta corriente cuestionan que este sea El sujeto real y lo trasladan a otras realidades, como la existencia material, El inconsciente o la vida, como realidades radicales anteriores a la propia Consciencia (propuestas de Marx, Freud o el propio Nietzsche).

Nietzsche Considera que Platón es el máximo representante de todo ese pensamiento Racionalista que ha negado a la vida como realidad radical anterior al propio Pensamiento. Platón afirmaba en su ontología (estudio de la realidad) que Existen dos tipos de mundos o realidades, la material o sensible y la racional O inteligible. De estos dos mundos, solo el segundo representa la verdadera Realidad, aquello que es inmutable, eterno, único e inmaterial, en definitiva, Perfecto. La otra realidad, la del mundo sensible, no es más que una apariencia De realidad, porque las cosas materiales o sensibles, afectadas por el cambio, No son más una copia imperfecta de la realidad inteligible. Este mundo material Está afectado por el cambio constante, por el devenir y, por ello, no puede ser La verdadera realidad que ha de ser inmutable.

Nietzsche Estará en completo desacuerdo con este análisis de la realidad. Para él solo Existe el mundo material, el afectado por el devenir, por el cambio constante, Por la degeneración de las cosas, en definitiva, el mundo de la vida. El mundo “verdadero” de Platón no es más que una invención de aquellos que no son Capaces de aceptar que la realidad está sometida de forma permanente al cambio Y, por ello, no puede ser explicada de forma racional o conceptual. La realidad Material se escapa de los conceptos metafísicos como son la “verdad”, el “ser”, Etc.

Siguiendo Esta dualidad ontológica, Platón también afirma la existencia de dos tipos o Formas diferentes de conocimiento que nos permiten acceder a cada una de estas Realidades: el conocimiento sensible, a través de los sentidos, u opinión; y, a Través de la razón, el conocimiento inteligible o ciencia. Este último, la Ciencia, nos permite alcanzar el verdadero mundo, la verdadera realidad, la Realidad de las ideas que están siempre más allá de la materia. El sensible, Sin embargo, no nos proporciona conocimiento cierto y seguro, ya que con él Accedemos al conocimiento de las cosas materiales que por ser cambiantes no Pueden proporcionar esa seguridad al conocimiento.

Nietzsche Tampoco estará de acuerdo con esta negación del conocimiento sensible. Si Negamos la realidad del mundo de las ideas, que Nietzsche considera una mera Invención de aquellos que no pueden admitir que la verdadera realidad está Sometida al cambio constante, tampoco considera que el verdadero conocimiento Sea el racional, ya que este solo nos proporciona conocimiento de algo que de Hecho no existe. El único modo de conocimiento válido es el conocimiento que Nos proporcionan los sentidos, que nos permiten descubrir una realidad material En constante cambio en la que las cosas cambian, evolucionan, degeneran, Mueren; en definitiva, están vivas.

Estas Serían las posturas de Platón y Nietzsche en cuanto a la ontología y a la Epistemología. Sus pensamientos también se enfrentan en otros aspectos como la ética. Según Nietzsche, Sócrates establece una identidad entre razón, virtud y Felicidad, que rompe con el ideal aristocrático de la Grecia preclásica, Expresado en la fórmula “vida= instintos+felicidad”. Según Nietzsche, con el Intelectualismo moral socrático, seguido por Platón, se inicia la decadencia de La cultura occidental, imponiendo una “moral de esclavos” a la moral de “señores” defendida por ese espíritu preclásico griego. Platón profundiza en Este intelectualismo socrático a la hora de entender qué son la Verdad, la Justicia, el Bien o la Felicidad, siendo estos placeres intelectuales que le Corresponden al sabio. Los placeres materiales son contraproducentes para Alcanzar la felicidad, porque nos alejan del Bien.

Esta Forma de entender la moral es calificada por Nietzsche como patología, sobre Todo por su valoración negativa de lo corporal, de lo sensible y lo instintivo. Nietzsche considera que es una moral contranatural que se opone a los valores Vitales que permiten al ser humano desarrollar sus capacidades. Para Nietzsche Solo los valores vitales son realmente valores morales. Lo instintivo, lo que Favorece la vida, la satisfacción de lo corporal, son los únicos criterios de Validez moral frente a los valores de la razón que someten la vida a los Conceptos y reducen la vida, lo material, lo corporal, a un obstáculo para Alcanzar la verdadera felicidad.

A Pesar de todas estas diferencias, entre Platón y Nietzsche podemos encontrar Algunos puntos en común: la defensa de un modelo aristocrático en ambos, aunque Evidentemente  no defienden el mismo Modelo de Estado (para Platón la participación de la plebe en el gobierno Significa el triunfo de la ignorancia; y Nietzsche añade un elemento psicológico: Asegura que representa una moral de “esclavos”); y el estilo literario de ambos Autores y la preocupación por el valor estético presente en ambos, plagados de Metáforas, alegorías, símiles, etc., que tenemos que interpretar para dotar de Sentido el discurso de ambos autores.

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