Bentham i la democracia

CLAVES PARA ENTENDER LA FILOSOFÍA DE BENTHAM :Influencias filosóficas


1.El empirismo inglés. Su teoría del conocimiento sigue a la de Locke y Hume. 2.Del economista Adam Smith adopta el individualismo (considera que el ser humano se mueve siguiendo su propio interés). 3.Del filósofo ilustrado Helvetius adopta su materialismo, que postula el amor a sí mismo (egoísmo), entendido como búsqueda del placer y aversión al dolor, como la pasión básica de la que se derivan el resto de pasiones (orgullo, envidia, etc.) 4.Del filósofo italiano Beccaria recoge la necesidad de maximizar el placer y limitar el dolor en el hombre y la conveniencia de establecer un cálculo que permita establecer penas proporcionales a los delitos cometidos.

La ilustración y el Positivismo

1.Siguiendo a la Ilustración, afirma la necesidad de someterlo todo al juicio de la razón, lo que lleva a oponerse a la monarquía y la aristocracia hereditaria, a defender la democracia (derechos de la mujer), a rechazar la religión y la creencia en Dios, las leyes basadas en la costumbre y la autoridad, el imperialismo y el colonialismo. 2.Cree que el conocimiento y la cultura pueden mejorar y dignificar la condición humana., fundamentando la moral privada y la legislación pública. El filósofo ha de formar al monarca. 3.Siguiendo la tradición empirista y positivista, afirma la necesidad de establecer una análisis racional del lenguaje para combatir los conceptos metafísicos. Estos conceptos no son más ficciones construidas para servir a los intereses de una minoría privilegiada.

EL PROBLEMA DE LA MORAL: EL UTILITARISMO HEDONISTA Objetivos filosóficos

Búsqueda de un principio que fundamente las leyes y la moral privada de los individuos. A partir de los principios empiristas, intentará encontrar un criterio para determinar cuando una acción, una ley o institución son correctas o incorrectas: es el principio de utilidad.
El principio de utilidad
El principio de utilidad ha de tener en cuenta que la conducta humana responde a la búsqueda del placer y la evitación del dolor., y así nos guiará en la determinación de lo que es correcto y lo que no lo es. Hacer referencia a otros conceptos metafísicos, como deber u obligación, no tiene sentido. Por tanto, rechaza todas las morales que defienden el ascetismo, el sacrificio o el sufrimiento como algo bueno en sí mismo. Esta interpretación es el motivo por que a su filosofía se la denomina utilitarismo hedonista. Para evaluar la corrección o incorrección de una acción hay que tener en cuenta sus efectos y consecuencias en las demás personas (consecuencialismo): si producen un incremento o una disminución del placer, bien, bienestar o felicidad. Hay que destacar: la valoración moral de una acción no depende principios morales inmutables de una religión determinada, sino únicamente de sus consecuencias en los demás.

El cálculo hedonista: la aritmética moral

La valoración moral de una acción (si es buena o mala) es posible porque el placer y el dolor son sensaciones que se pueden medir y comparar. Hay seis factores cuantificables: 1.Intensidad. 2.Duración. 3.Certeza o incerteza a la hora de conseguirlos. 4.La fecundidad (probabilidad de que le sigan sensaciones del mismo tipo) 5.La pureza )probabilidad de que no le sigan sensaciones del tipo opuesto) 6.Extensión (número de personas afectadas). De la misma forma que podemos calcular los placeres y el dolor individual, la suma de éstos nos proporciona una fórmula para calcular el placer y el dolor colectivos que pueda ser aplicada por los gobernantes (hedonismo social).


EL PROBLEMA DE LA POLÍTICA: EL HEDONISMO SOCIAL La dimensión social del principio de utilidad: el principio del interés y el principio de la felicidad
La búsqueda del placer por parte de cada individuo (que busca su propio interés) ha de ser compatible con la búsqueda del placer colectivo (el interés de la comunidad). El interés de la comunidad es la suma de los intereses de los miembros que la componen. Y el interés de cada uno de los miembros se identifica con las preferencias y los deseos libremente elegidos por los cada uno de los individuos, que no sean contrarios a los comunitarios: el principio de utilidad (la máxima felicidad para el máximo número de personas). De este principio se han de derivar las leyes concretas que dirigen la colectividad. Pero constatamos que existen conflictos entre los diferentes intereses individuales, por lo que es necesario armonizarlos para la consecución del bien común. Esta es la tarea que han de realizar los gobernantes mediante las leyes y el cálculo hedonista.

¿Cómo podemos maximizar la utilidad? Los objetivos generales de la legislación

Las leyes han de tener dos características: 1.Han de ser elaboradas científicamente, sin recurrir a instancias divinas o de autoridad. 2.El legislador ha de elaborar leyes de tal forma que los individuos, persiguiendo su propio interés, acaben beneficiando a toda la comunidad.

La utilidad y los fines secundarios

El criterio último de las leyes es la utilidad (aumento de la felicidad), pero Bentham admite que existen cuatro objetivos secundarios: 1.Seguridad. Bentham rechaza la idea de la libertad como derecho natural, ya que acaba inevitablemente entrando en conflicto con la libertad de los demás. Por eso afirma la seguridad entendida como un conjunto de leyes que garanticen la libertad individual frente a intrusiones ajenas. 2.Subsistencia y abundancia. Hay que asegurar los medios de vida del individuo y proporcionarle abundancia de bienes, ya que ambos elementos aumentan la producción para satisfacer las necesidades de los individuos. 3.Igualdad. Tras garantizar la seguridad y el crecimiento económico, se ha de redistribuir igualitariamente la riqueza. Y aunque implica una disminución de los bienes de los ricos, queda compensada por el incremento de utilidad (felicidad) de los pobres. Es decir aumenta la utilidad (felicidad) general.
La necesidad de un gobierno democrático: la democracia radical ¿Cuál es la mejor forma de gobierno para llevar a cabo el principio de utilidad? En un principio, Bentham creyó que era el despotismo ilustrado, pero rechaza la idea de que sólo es aplicable si las decisiones las toman el conjunto de los afectados, es decir, mediante un gobierno democrático. Por la influencia de Mill se suma a las campañas radicales que promovían reformas políticas en sentido democrático. Sólo una democracia radical es capaz de producir un gobierno eficiente, ya que es un sistema de decisión colectiva basado en la expresión de los deseos de los individuos. Su concepción de la democracia está influenciada por tres supuestos principales: 1.Todos los individuos tienen una capacidad de felicidad igual (igualitarismo ético) 2.La idea ilustrada de que la capacidad racional del individuo le permite ser autónomo y autogobernarse. Para ello es necesaria la libertad de expresión (para poder estar bien informados) y el voto secreto (para tomar decisiones sin la presión de personas o grupos poderosos). Reclama el voto y la igual participación política de la mujer. En su modelo de democracia pueden votar los mayores de 21 años (sufragio universal) alfabetizados (para evitar que sean engañados). 3.Han de establecerse mecanismos de control del Estado que aseguren su neutralidad: capacidad de designación, censura y deposición por los electores de los diputados, ministros, funcionarios y jueces, así como la creación de un tribunal de opinión pública encargado del seguimiento de las funciones públicas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *