Rey filosofo

La filosofía nace en Mileto, en la Jonia, en un espacio, el de las 
colonias, distanciado del mundo tradicional religioso de las metrópolis. No es casual que el origen de la filosofía este unido a la instauración de los primeros regímenes regidos por leyes escritas e incluso, posteriormente, democráticos: al dominio de los más fuertes sucede el de la ley, por encima de todo designio individual. A este tiempo fundador, que abarcaría los siglos VI y V a. C., pertenecen autores como Tales, Pitágoras, Parménides, Heráclito, Demócrito , etc De ellos nos han quedado fragmentos apenas, en el mejor de los asos, de sus obras, en los que las cuestiones llamadas, posteriormente, por Aristóteles, físicas, sobre el orden del mundo físico y el principio del ser, predominan.En el arranque del siglo V, tras la victoria contra los persas en 490, en el momento, así, de apogeo del poder griego en elMediterráneo, sobre todo de Atenas, con la consolidación de la democracia en muchas polis, surge un pensamiento vinculado a las necesidades políticas. Aparece una especiede intelectual encargado de la formación de los jóvenes adinerados y nobles de la ciudad, que será llamado sofista.
Este se mostrará, en general, escéptico 
respecto a la religiosidad tradicional y frente a las ambiciones de la física 
presocrática. Su objeto parece más mundano: el triunfo en las batallas 
políticas, priorizado sobre el de la verdad o la ciencia, como parecía entenderla la tradición presocrática; la técnica que promocionan y ofrecen a sus jóvenes discípulos, en consecuencia, será la retórica, el arte de la palabra pública. Contra el rumbo que al pensamiento e ideas políticas y religiosas imprimen los sofistas combatirá Sócrates y ante todo su discípulo
Platón.
Sócrates se distancia, o así aparece dibujado en Platón, de la democracia y del movimiento sofístico: no será la voz de la mayoría o un discurso convincente lo que decide lo bueno o justo, sino que esto, Bien y Justicia, son independientes, no se sujetan a nuestra voluntad, no son relativos a ella, como decía el sofista Protágoras, aunque puede ser accesible a cualquiera que use adecuadamente su razón e inteligencia. Cabe pues un vínculo moral entre los hombres resultado de su exploraciónde lo bueno y justo. Algo que como la ley une a la ciudad reúna a los hombres bajo una sabiduría común, contraria al relativismo que respecto a esta parecen defender algunos sofistasEl diálogo entre diferentes inteligencias será para este filósofo, en este sentido, la única fuente de la que puede brotar razón y verdad.Platón, discípulo de Sócrates, planteó la resolución de los dilemas socráticos apuntando hacia un ser verdadero e independiente de cualquier mundo sensible, la Idea, Eidos. “Lo verdadero”, las Ideas, como algo ajeno a 
cualquier tiempo y opinión particular, se oponen al mundo de los sentidos como lo verdadero a lo falso, lo real a su apariencia, lo absoluto a lo relativo, lo permanente a lo efímero. Mientras los sofistas le parecen encerrados en el mundo de los sentidos y de las apariencias, reyes de la caverna, podríamos decir, el filósofo platónico, que solo aspira al saber con todo su deseo, 6conducido por este sincero impulso hacia la verdad, se aleja del mundo en penumbra de la cueva en la que parece vivimos y se acerca a la exploración del luminoso, originario y modélico de las ideas. Y su descubrimiento le permite ver también el autentico rostro de este mundo de los sentidos en el que vivimos, capacitándolo para ser su mejor guía. Y es que si lo mejor para un individuo es el gobierno de su parte 
inteligente, la razón, del mismo modo lo mejor para una ciudad será que la dirijan los más sabios, seres para ella valiosos como el oro. Estos serán 
aquellos que aman generosamente el saber, sin intenciones egoístas, con el afán de descubrir en él lo realmente bueno. Aunque lograrlo requiere siempre una larga y dura educación que sola culminará con el descubrimiento de la dialéctica, el arte del diálogo, del pensamiento argumentativo, aspiración finalde la filosofía.En Platón todos los saberes por ello tienen una meta: el conocimiento del Bien en sí, del fin de todo, aquello que produce y ordena lo que es como es. Por su contemplación, el sabio, que no puede ser otro que aquel que se enamora con deseo irresistible lo verdadero, el filósofo, se capacita para dirigir los destinos de una ciudad mejor.El último gran filósofo clásico griego es Aristóteles fue hijo de médico y esto, al parecer, le dio una formación más dirigida hacia el mundo material que hacia los conceptos matemáticos (mundo ideal) de los que se nutria en parte el saber platónico. De hecho sus investigaciones biológicas no son su menor timbre de gloria. Frente al idealismo de Platón su discípulo Aristóteles (ingresó muy joven en la Academia fundada por aquel), aparece como realista : en ética defiende, no la búsqueda del bien supremo fuera de lo sensible, sino la armonización de los deseos humanos por la razón; en política, múltiples modelos de polis según las circunstancias, aunque siempre dando preferencia a la moderación, fomentando por esto el poder de las clases medias, para evitar choques entre ricos y pobres, y denostando la idea platónica de un gobierno de los más sabios.

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