Dialéctica trascendental de Kant

El proyecto filosófico de Kant se concreta en responder cuatro preguntas básicas: ¿Qué puedo conocer?, ¿Qué debo hacer? (sobre la moral), ¿Qué me cabe esperar? (Religión), y ¿Qué es el hombre?. En respuesta a la primera pregunta escribíó su obra Crítica de la razón pura (CRP). El libro está dividido en dos partes: La “Estética trascendental”, donde analiza el conocimiento al nivel de la Sensibilidad y la “Lógica trascendental”, que estudia el Entendimiento. A su vez, esta parte se divide en la “Analítica trascendental” y la “Dialéctica trascendental” en las que estudia el entendimiento en su faceta de elaboración de juicios y la razón (parte del entendimiento) que formula los razonamientos por medio de silogismos. En la “Dialéctica trascendental” Kant articula una crítica a la Metafísica tradicional.Esa parte de la CRP estudia la razón, que es la facultad superior del conocimiento humano en la que se formulan los razonamientos. La razón es la “facultad de los principios”, es decir, donde se pretende conocer lo particular en lo universal. En este sentido, la razón tiene dos usos: lógico o Formal, con el que la razón estudia los silogismos y puro o Real, a través del cual la razón, que posee ciertos conceptos y principios propios que no ha tomado de la experiencia, los emplea para tratar de conocer objetos. En ambos casos, se tiende a lo mismo: lo incondicionado, es decir, se busca la condición última de todo conocimiento. Pero, mientras el uso lógico da lugar a la Lógica, el uso puro da lugar a un conocimiento, el Metafísico, en el que la razón trasciende las fronteras de la experiencia y cae, según Kant, en la “Ilusión trascendental”: creer conocer objetos, no conociendo realmente nada, porque no se tiene ninguna experiencia sensible de ellos.De este modo, la Dialéctica trascendental tratará de detectar esa ilusión provocada por principios trascendentes y evitar así que la razón se engañe a sí misma. De acuerdo con lo dicho, la Dialéctica trascendental tiene dos tareas: estudiar los conceptos trascendentes de la razón pura y los silogismos trascendentes y dialécticos. El concepto puro de la razón más básico es lo incondicionado. Pero no el único sino el más general. Así, hay otros que Kant llama “Ideas trascendentales”, siendo idea “un concepto necesario de la razón del que no puede darse en los sentidos un objeto correspondiente” y trascendental porque se da en todos los sujetos cognoscentes.Estas ideas trascendentales son tres: Alma (la unidad absoluta e incondicionada del sujeto pensante), Mundo (la unidad absoluta de la serie de condiciones del fenómeno) y Dios (la unidad absoluta de la condición de todos los objetos del pensamiento en general). A partir de aquí, el autor del texto realiza una crítica de la Metafísica tradicional, en donde establece que lo incondicionado no se puede conocer por la experiencia aplicándole categorías, ya que de por sí no hay nada empírico que le corresponda. Por ende, la razón necesita construir sofismas para justificar la existencia de estas ideas, y así poder utilizarlas. Estos razonamientos defectuosos son llamados por Kant “Inferencias Dialécticas”.


En particular, existen tres clases de inferencias dialécticas: para el Alma la razón construye los Paralogismos de la razón pura; para el Mundo construye las antinomias; y para Dios elabora el Ideal de la razón pura. Por lo que se refiere a los Paralogismos, estos son silogismos incorrectos, es decir, están mal construidos. Así, sobre el alma la razón comete cuatro paralogismos (que el alma es sustancia, simple, idéntica y existente, dicho en otras palabras, que el alma es espíritu y es inmortal). En cuanto a las Antinomias, consisten en querer conocer lo que acontece en el Mundo como un todo, esto es, conocerlo en su totalidad, pero esto supondría salir del mundo y verlo desde fuera. Afirma Kant que la razón cae así en contradicciones. Estas antinomias son cuatro: 1) si el mundo tiene un comienzo y un fin o es infinito; 2) si la sustancia consta de partes simples o es compuesta; 3) si la causalidad es libre o todo lo que sucede en el mundo se da según leyes naturales; y 4) si al mundo le pertenece como causa un ser absolutamente necesario o no. Estas antinomias prueban que el conocimiento del mundo como totalidad no es posible. En última instancia, Kant sostiene que la categoría de sustancia no se puede aplicar a algo de lo que no tenemos fenómeno alguno, y, por tanto, que la Metafísica en tanto que Cosmología —a diferencia de la Física— no es posible como conocimiento científico.Por último, la razón puede pensar la idea de un todo de la realidad, esto es, el fundamento absoluto de todas las determinaciones de nuestros juicios, en otras palabras, el fundamento de todos los conocimientos posibles. Si esta idea la pensamos como cosa en sí, tenemos el concepto de un ser realísimo, es decir, la idea de Dios como idea trascendental. A esta idea pura de la razón se le atribuye la existencia como cosa y de dicha existencia la razón ha dado tres demostraciones a lo largo de la Historia de la Filosofía: el argumento ontológico (la prueba de S. Anselmo o Descartes), la prueba cosmológica (la tercera vía de Sto Tomás) y la prueba físico-teleológica (la quinta vía de Sto Tomás).  Pero la prueba ontológica, según Kant, es errónea porque ser o existir no es un predicado real.  La partícula “es” no es un predicado más sino que se trata de una cópula que relaciona el sujeto con los diversos predicados, como por ejemplo en “Dios es omnipotente”. Por eso, no se puede decir “Dios es” y pensar que hemos añadido al concepto que ya tenemos de Dios un predicado nuevo. La prueba es, pues, inválida, porque la existencia no es un predicado, ésta no añade nada al concepto de una cosa. Por otra parte, cuando se afirma que Dios es, en el sentido de que “existe”, se está aplicando la categoría de existencia a algo de lo que no tenemos impresiones sensibles. Por tanto, si no se tienen impresiones sensibles de esa cosa se produce un salto de cómo pensamos las cosas a decir que esas cosas existen en la realidad, lo cual es ilegal.La conclusión de Kant es que puesto que las ideas de la razón pura no pueden producir un conocimiento científico, a lo sumo tendrán un uso regulativo, es decir, pueden servir para proponer grandes síntesis al conocimiento humano, y también para ordenar el conjunto de nuestro saber. Pero afirmar que sus objetos tienen una existencia real es algo que cae completamente fuera de nuestras posibilidades teóricas, es decir,  científicas. Las ideas de la razón pura son noúmenos, objetos puramente pensados, «cosas en sí».

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