Comparación teoría conocimiento Descartes-Platón

Contexto histórico- filosófico de Descartes

Descartes es un filósofo del Siglo XVII, época de crisis intelectual, de desorientación. Los ideales de la Edad Media habían entrado en crisis. El pensamiento de Guillermo de Ockham supuso una primera contestación clara contra la Escolástica, en concreto contra la filosofía de Santo Tomás de Aquino.
Para Ockham no se puede demostrar racionalmente ni la existencia de Dios ni los atributos divinos, por lo que se separa la filosofía de la teología. El inicio del cambio del pensamiento se confirma en el Renacimiento con el Humanismo y el Antropocentrismo, los cuales comienzan a apartar el Teocentrismo Medieval. Desde la crítica de Copérnico en el Siglo XVI hacia la física de Aristóteles, se produce un cambio en la forma de entender la ciencia. A partir de él, el sol se extiende como el centro del Universo (heliocentrismo) y la nueva ciencia encuentra apoyo en figuras como Kepler, Galileo y Newton.
Al cambiar de paradigma, es decir, la forma de entender la ciencia, se genera desconcierto en un principio y el consecuente escepticismo que va a heredar el Siglo XVII, siglo del Racionalismo. El escepticismo, el quedarse en la duda, no es una solución satisfactoria. Esto llevará a muchos pensadores de la época a buscar nuevas alternativas filosóficas para progresar en el conocimiento.
Esto es posible porque la razón de este siglo ya no es la razón medieval, la razón es casi autónoma, no depende de la fe o la tradición. Pero para construir un nuevo modelo de conocimiento, se necesita tener un camino. Por ello cobra tanta importancia en el Siglo XVII el método.

El Siglo XVII, fundamentalmente esta época de la modernidad, está caracterizado por el interés en el problema del conocimiento. Pero este no es el único que se plantea en la filosofía de la época. En ella se encuentran otros problemas como la ordenación de la vida y la sociedad, que también son problemas importantes.

El Racionalismo encuentra su oposición en el Empirismo británico de Locke y Hume. Ellos, y especialmente Hume, representan la oposición radical a la filosofía cartesiana fundando una corriente que rechaza la existencia de ideas innatas y pone en la información sensorial, la fuente y el límite del conocimiento humano.

Desde el punto de vista político, este siglo es un siglo complicado ya que en él se vive la Guerra de los Treinta Años, guerra que comienza por cuestiones religiosas pero que acaba siendo una lucha por el poder político de Europa. Todo estas circunstancias favorecen el ambiente de pesimismo y escepticismo tan carácterístico del Barroco, donde las obras están marcadas por temas como la fugacidad de la vida, el miedo, la muerte, la pérdida de los puntos de referencia, inseguridad (como en la obra de Calderón de la Barca – La vida es sueño), etc.Todo esto provoca la necesidad de reconstruir el conocimiento y para ello, como se ha dicho anteriormente, se necesita un camino, ante lo que Descartes propone su Método para poner solución.

Finalmente, se puede destacar que la filosofía de Descartes trata de solucionar los problemas generados a partir de Duns Escoto (la pérdida de la potencialidad humana) y Guillermo de Ockham (la verdad es mera convencíón) mediante sus obras el Discurso del método y las Meditaciones metafísicas.


El Discurso del método la principal obra escrita por René Descartes la cual ha sido juzgada como aquella que marca el final de la escolástica y el inicio de la filosofía moderna.Entre sus virtudes sobresale la lucidez y simplicidad de su argumentación, que favorecería la divulgación de las nuevas directrices de la filosofía racionalista.Para Descartes, ninguna de las materias que se estudiaban en su tiempo se interesaba en la búsqueda de la verdad Sólo las matemáticas, gracias al rigor de su método, presentaban absoluta certeza.Sin embargo, no se aplicaban a la investigación de lo real. Esta consideración es la que determina su proyecto filosófico, que no es otro que evitar las especulaciones sin sentido y los razonamientos sin fundamento; encauzando la razón por los deseados caminos del rigor que caracterizan a las matemáticas, disciplina a la que el propio Descartes realizó aportaciones decisivas.

Comparación


Descartes afirma que la fuente del conocimiento es la Razón. La razón, por sí sola, puede alcanzar, si esta dirigida por un método correcto, todo el conocimiento. Es decir, la razón no necesita de nadie más para llegar al conocimiento ni de los sentidos, ni de la fe.

La exclusión de la fe del ámbito del conocimiento lo distingue de la filosofía medieval, y en concreto de Tomás de Aquino. Éste consideraba que la fe era un ámbito de conocimiento independiente de la razón, y que en los asuntos en que coincidían la razón debía dejarse tutelar por la fe. La razón tenía a la fe como guía. Si afirmaba algo contrario a las verdades de fe es que estaba equivocada y debía rectificar. La experiencia no es un elemento fiable para Descartes.

Los sentidos nos engañan a veces, por tanto, no se puede construir sobre ellos una ciencia rigurosa.

Platón expone una idea similar a Descartes sobre la razón. La razón es el instrumento de conocimiento del alma. Es la única instancia que nos puede conducir a la contemplación de las ideas, auténticas realidades, y entre ellas a la más elevada, la Idea de Bien que nos ilumina con la verdad y permite el conocimiento. Platón no sólo coincide con Descartes en su valoración de la razón, sino en su menosprecio de los sentidos como fuente del conocimiento. Éstos, ligados al cuerpo, sólo pueden mostrarnos el Mundo Sensible, lo material. La información que nos transmiten los sentidos no merece ser calificada como conocimiento, según Platón, es opinión vinculada a la percepción, no al conocimiento y la verdad.

Una opinión contraria a la de Descartes y Platón en este punto es la de los empiristas. Locke y Hume consideran que el origen y el límite del conocimiento es la experiencia. Todo nuestro contenido mental proviene originariamente de lo captado por los sentidos. Afirman también que no podemos denominar conocimiento a ninguna idea que no tenga una relación directa con la experiencia. No hay conocimiento más allá de la experiencia. No obstante, los empiristas no niegan un papel a la razón en el campo del conocimiento. La razón rige el tipo de conocimiento que los empiristas llaman Relaciones de ideas. A partir de las ideas simples, provenientes de la experiencia, se pueden crear ideas complejas y cadenas de razonamientos como hacen las ciencias formales (lógica y matemática). Sin embargo, el conocimiento sobre la naturaleza y la realidad depende de lo que llaman Cuestiones de hecho, inmediatamente ligadas a la percepción.

Lo expuesto hasta ahora desemboca necesariamente en criterios distintos sobre la verdad. Para Descartes para que una idea sea verdadera deberá presentarse en mi mente de forma evidente, es decir, clara y distintamente. Tal y como lo hace el “Cogito”, primera verdad y modelo para las demás. A partir de estas ideas evidentes y aplicando correctamente su método deductivo, estima Descartes que, se pueden obtener nuevos conocimientos igualmente ciertos.

Si tuviéramos que buscar un criterio de verdad en Platón éste estaría vinculado a la contemplación de las ideas, iluminadas por la verdad que aporta la Idea de Bien. Sólo cuando el alma mira las cosas iluminadas por la verdad obtiene conocimiento.

El criterio de verdad que propone Hume es radicalmente diferente. Para que una idea pueda considerarse verdadera debe provenir de una impresión previa. Una impresión es la huella que deja en nuestra mente una experiencia, que al ser recordada se convierte en idea. Una idea que no provenga de una impresión será producto de la fantasía, fe, etc, pero nunca conocimiento.

Por último otro elemento fructífero para la comparación es la cuestión de las ideas innatas. El innatismo es un elemento clave para los planteamientos racionalistas. Descartes sólo a través de estas ideas puede demostrar la existencia de Dios y salir del solipsismo del yo. Para Descartes existen unas ideas que no son adventicias, pues no provienen del exterior, ni facticias, pues tampoco han sido creadas por mí, son las ideas innatas que deben, por consiguiente, estar en mi desde siempre (infinito, perfección…).

Platón no habla de ideas innatas pero si afirma que poseemos desde siempre todo el conocimiento. Con la teoría de la reminiscencia explica como el alma, en su existencia anterior a la uníón con el cuerpo, contempló las ideas y alcanzó el conocimiento. Por causa de su uníón al cuerpo el alma olvidó. Defiende Platón, frente a los sofistas, que conocer es recordar lo que ya sabemos pero permanece olvidado.

El innatismo es criticado y combatido por los empiristas como una concepción errónea y superflua. Locke afirma que nuestra mente llega al mundo cono una tabula rasa (página en blanco) en la que es la experiencia la que irá escribiendo. Todo nuestro conocimiento proviene, por tanto, de la experiencia sensible.



Actualidad


La informática es la última expresión de la actualidad del proyecto cartesiano. Tanto es así que se habla de «mundo digital», de un mundo expresado únicamente con ceros y unos. ¡Es el ideal cartesiano! Cuando estamos frente a un ordenador estamos frente a lo que Descartes calificaría de modelo perfecto de conocimiento (y, por tanto, de mundo): un marco absolutamente axiomatizado en el que a partir de unos primeros principios se deduce todo lo demás. En un ordenador no hay contradicciones, no hay elementos que no se deduzcan de los principios establecidos. Si el programa no funciona es porque está mal diseñado. La deducción siempre es perfecta y la conclusión necesaria.


Hay otras ideas cartesianas que vuelven una y otra vez. Por ejemplo, la sospecha de que la realidad en la que el hombre se mueve no sea tal, sino una mera ilusión de los sentidos que nos aleja de lo real ha sido retornada por varias producciones cinematográficas. El argumento de la indistinción entre sueño y vigilia se refleja en la producción española de Alejandro Amenábar Abre los ojos. El director nos presenta el tormento en el que vive el protagonista incapaz de distinguir cuándo está viviendo y cuándo está soñando que vive. El argumento del genio maligno es actualizado en Matrix, producción que nos describe un mundo habitado por hombres que creyendo conocer a través de sus sentidos un mundo sensible, realmente sólo reciben impulsos eléctricos controlados por un poderosísimo sistema informático. Es decir, unos hombres a los que un genio maligno, reinterpretado como un inmenso ordenador, engaña, convirtiendo la realidad digital en la realidad que se impone y esconde la verdadera.



igualmente ciertos.

Si tuviéramos que buscar un criterio de verdad en Platón éste estaría vinculado a la contemplación de las ideas, iluminadas por la verdad que aporta la Idea de Bien. Sólo cuando el alma mira las cosas iluminadas por la verdad obtiene conocimiento.

El criterio de verdad que propone Hume es radicalmente diferente. Para que una idea pueda considerarse verdadera debe provenir de una impresión previa. Una impresión es la huella que deja en nuestra mente una experiencia, que al ser recordada se convierte en idea. Una idea que no provenga de una impresión será producto de la fantasía, fe, etc, pero nunca conocimiento.

Por último otro elemento fructífero para la comparación es la cuestión de las ideas innatas. El innatismo es un elemento clave para los planteamientos racionalistas. Descartes sólo a través de estas ideas puede demostrar la existencia de Dios y salir del solipsismo del yo. Para Descartes existen unas ideas que no son adventicias, pues no provienen del exterior, ni facticias, pues tampoco han sido creadas por mí, son las ideas innatas que deben, por consiguiente, estar en mi desde siempre (infinito, perfección…).

Platón no habla de ideas innatas pero si afirma que poseemos desde siempre todo el conocimiento. Con la teoría de la reminiscencia explica como el alma, en su existencia anterior a la uníón con el cuerpo, contempló las ideas y alcanzó el conocimiento. Por causa de su uníón al cuerpo el alma olvidó. Defiende Platón, frente a los sofistas, que conocer es recordar lo que ya sabemos pero permanece olvidado.

El innatismo es criticado y combatido por los empiristas como una concepción errónea y superflua. Locke afirma que nuestra mente llega al mundo cono una tabula rasa (página en blanco) en la que es la experiencia la que irá escribiendo. Todo nuestro conocimiento proviene, por tanto, de la experiencia sensible.

Actualidad


La informática es la última expresión de la actualidad del proyecto cartesiano. Tanto es así que se habla de «mundo digital», de un mundo expresado únicamente con ceros y unos. ¡Es el ideal cartesiano! Cuando estamos frente a un ordenador estamos frente a lo que Descartes calificaría de modelo perfecto de conocimiento (y, por tanto, de mundo): un marco absolutamente axiomatizado en el que a partir de unos primeros principios se deduce todo lo demás. En un ordenador no hay contradicciones, no hay elementos que no se deduzcan de los principios establecidos. Si el programa no funciona es porque está mal diseñado. La deducción siempre es perfecta y la conclusión necesaria.

Hay otras ideas cartesianas que vuelven una y otra vez. Por ejemplo, la sospecha de que la realidad en la que el hombre se mueve no sea tal, sino una mera ilusión de los sentidos que nos aleja de lo real ha sido retornada por varias producciones cinematográficas. El argumento de la indistinción entre sueño y vigilia se refleja en la producción española de Alejandro Amenábar Abre los ojos. El director nos presenta el tormento en el que vive el protagonista incapaz de distinguir cuándo está viviendo y cuándo está soñando que vive. El argumento del genio maligno es actualizado en Matrix, producción que nos describe un mundo habitado por hombres que creyendo conocer a través de sus sentidos un mundo sensible, realmente sólo reciben impulsos eléctricos controlados por un poderosísimo sistema informático. Es decir, unos hombres a los que un genio maligno, reinterpretado como un inmenso ordenador, engaña, convirtiendo la realidad digital en la realidad que se impone y esconde la verdadera.


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